Un tiempo elástico

Hubo un tiempo en el que dediqué mis horas en este periódico a informar sobre la llegada de la alta velocidad a Euskadi. Con escaso ... éxito, salta a la vista. Con todo, no fue una tarea baldía. Aprendí mucho sobre la elasticidad del tiempo y sobre la relativa trascendencia de las palabras, enseñanzas que, ahora me doy cuenta, son básicas para cualquier redactor que se adentre en el espacio político, sea una campaña, un partido o una institución pública. En 2007, publiqué este titular: «El Gobierno vasco marca 2013 como fecha 'realista' para terminar la 'Y vasca'». Un par de años después tuve que matizarlo un poco: «El TAV se retrasa a 2015 o 2016». No conforme, unos meses después tecleé: «El TAV, con suerte para 2016». Ya suponen que la fecha no la ponía yo, sino el consejero, ministro o político de turno. Y hubo más -2017 y sucesivas promesas-, pero voy a ahorrarles la literalidad porque ya saben cómo acaba la historia: que estamos en 2024 y es más rápido hacer el trayecto Bilbao-Vitoria en bici que en tren.