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Octavio Igea
Viernes, 9 de septiembre 2016, 16:19
La claridad con la que lanzan sus mensajes no deja lugar a dudas, los candidatos que participan en la campaña de las elecciones vascas llevan semanas, quizá meses, preparando sus apariciones al dedillo. Lo que no puede controlarse del todo es si en el bolsillo, ... la mochila o el bolso va a aparecer un bolígrafo siempre que se necesita. El debate electoral celebrado en EL CORREO ha sido un claro ejemplo del «frenesí» que suponen estos días para los políticos porque la mitad de los asistentes se presentaron con muchos papeles, pero sin estilográfica. En un encuentro en el que reinó la cordialidad, la «camaradería» de Miren Larrion, la número uno en la plancha de EH Bildu por Álava, que prestó todos los pilot que fue encontrando entre sus pertenencias, permitió que el encuentro echara a rodar.
La cita estaba convocada a las 13.00 horas en la redacción que éste periódico tiene en Bilbao, aunque los participantes fueron llegando de forma escalonada con hasta 40 minutos de antelación. El más madrugador fue Anton Danborenea, cabeza de lista del PP en Bizkaia, que saludó con frialdad a la siguiente en llegar, Miren Larrion. Pero son nuevos tiempos, la portavoz de la coalición soberanista respondió estampándole dos besos. Aunque a Larrion se la vio mucha más cómoda departiendo con la aspirante del PSE, Idoia Mendia, pese a que no se conocían en persona. «No miro la agenda de estos días porque me agobia», explicaba Mendia, «yo buscos los oasis», respondía. Coincidieron hasta en el tono de sus americanas. «Somos gente de buen gusto».
Con el tiempo justo llegaron Nicolás de Miguel (Ciudadanos) y Lander Martínez (Podemos), que vivieron una auténtica odisea entre las calles del entorno. «Que no llega, que no llega», se temía un asesor del líder vasco de la formación naranja. El que se retrasó fue Josu Erkoreka, número uno de la candidatura del PNV por Bizkaia. «¡Perdón! Me ha pillado un atasco...», lanzó nada más llegar, cuando el resto ya ocupaban sus asientos para el debate y comenzaban a impacientarse. Justo ahí empezaron a echarse en falta los bolígrafos y empezaron las carreras de los asesores, que siguieron el encuentro desde una sala contigua. Allí comenzaron a bullir sus cuentas de Twitter y se perfilaron ideas que llegaban a los representantes con sutileza mientras hablaban sus rivales. Las cosas del whatsap.
Metidos en harina destacó la efusividad de Lander Martínez, que acompañó cada una de sus participaciones con el acompasado gesto de sus manos o la querencia de De Miguel por el francés -«bon jour», saludó- y por llamar «ciudadanos» a sus rivales. Lo hizo con Mendia y con Erkoreka, que apuntó tantos datos que hasta necesitó el papel que identificaba el asiento de la lider socialista. Lo mostraba en cada intervención. Y hablando de gestos, quizá el más significativo fue precisamente el del portavoz nacionalista cuando Miren Larrion comenzó a hablarle de pactos. Erkoreka recibió la propuesta con los brazos y las piernas cruzadas. Los manuales de comunicación no verbal dejan bien claro el significado negativo de la postura.
Tras una hora y 45 minutos de debate, vuelta a la calma. Tiempo para el posado. El fotógrafo propuso sentar a las dos mujeres y mantener a los hombres de pie, algo que el grupo reprobó de inmediato. Unidad total. «Anton, cuidado con el escalón», alertaba Erkoreka mientras invitaba a la alavesa Larrion a conocer Bermeo, su localidad natal. De Miguel también hizo patria, «San Sebastián es...». Saludos finales, devolución de los bolígrafos, y adiós. «Nos volveremos a ver en otro sitio», pronosticó Mendia con acierto. Quizá hoy mismo.
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