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«No hubo debate». Llamar así a la emisión del lunes por la noche es ser «excesivamente generoso». No se habló de Euskadi ni de Cataluña y, si se hizo, fue como «arma arrojadiza». Los nacionalistas vascos y catalanes, sobre todo los que han ejercido ... como socios de Pedro Sánchez durante la pasada legislatura, lejos de alinearse con el presidente del Gobierno, aprovecharon ayer el cara a cara de Atresmedia para intentar sacar cabeza en unas elecciones en las que la polarización y el voto dual les penalizan y les complican sobremanera el discurso de campaña.
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Y también para sacar pecho, desdeñar el mensaje de ambos contendientes y autoproclamarse, unos de manera explícita y otros con sobreentendidos, verdaderos «ganadores» del debate, frente al «ruido» y la «crispación» que transmitieron, a su juicio, Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo en lugar de ofrecer «soluciones». Es más, aunque admiten, en privado, que el candidato del PSOE se dejó robar la cartera por Núñez Feijóo, creen que el tono bronco y embarrado del debate les beneficia por el rechazo que puede suscitar, sobre todo, entre vascos y catalanes. «Difícil que el PP rasque un solo voto en Euskadi», apuntan en el PNV.
En Sabin Etxea están convencidos, de hecho, de que el cara a cara apuntala su campaña, construida en torno a la 'tercera vía' jeltzale frente a Sánchez y Feijóo. Y en subrayar eso se empleó Aitor Esteban en una ronda maratoniana de entrevistas y actos electorales para enfatizar que Euskadi fue la gran ausente del debate y, cuando apareció, fue solo para que los intervinientes «se dieran de tortas». Para el candidato jeltzale, el debate fue «lamentable» porque «no se entendió nada» en un mar de «eslóganes» y «reproches». «Se interrumpían, chillaban, fueron dos monólogos en los que no se habló de nada, y menos de las políticas concretas que necesita Euskadi», lamentó Esteban, que reivindicó al PNV como la voz «moderada» y «equilibrada» que le hace falta a Euskadi para dar prioridad al debate sobre autogobierno, fondos europeos, industria, empleo juvenil o pensiones.
El tándem Bildu-ERC también sacó pecho, presumiendo además de protagonismo extra. Ya lo había avisado Gabriel Rufián en Durango: «La gobernabilidad y lo que vaya a pasar en el Estado español no se va a dirimir en un plató de Atresmedia. Lo que vaya a pasar, lo van a dirimir ERC y Bildu», se jactó el portavoz de Esquerra que, a diferencia de Bildu, pinchó con estrépito el 28-M.
Ayer, fue Arnaldo Otegi el que subrayó «con cierta sorna» que fueron esas dos fuerzas políticas las que «ganaron» el debate. Las constantes apelaciones de Feijóo a los pactos de Sánchez con ERC y Bildu fueron motivo de jactancia para Otegi, convencido de que demuestran la influencia de las «fuerzas de la izquierda soberanista» que no sólo son «determinantes» en «nuestras propias naciones» sino también «en el Estado español». «Todo el mundo lo entiende, estamos presentes», apostilló, encantado de que se les «citara permanentemente» en el debate que, recalcó, le resultó «ajeno» y trufado de «insultos».
Pero lo más sorprendente fueron las razones por las que pidió el voto para la coalición soberanista, que, con el viento de las encuestas soplando a favor gracias al impulso del 28-M, ha hecho de la institucionalidad toda una seña distintiva. En un momento de «grave crisis del régimen», dijo Otegi, es EH Bildu la que aporta «alguna dosis de sensatez, de sentido común, de propuesta frente al ruido». «Tenemos valores, ideales y compromisos», se jactó. Rufián, desde Barcelona, presumió de que el binomio Bildu-ERC ha sido «la palanca» de «todo lo bueno a nivel social» que ha pasado en la legislatura.
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