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Los ciudadanos que anteayer se animaron a seguir el cara a cara entre Sánchez y Feijóo, mucho menos numerosos, por cierto, de los que han solido reunirse en otras ocasiones con similar propósito, no esperaban ciertamente un debate regido por el rigor académico y las ... formas de la buena urbanidad. Sabían de antemano que lo que estos encuentros dan de sí dista mucho de atenerse a tales formalidades y se parece más a la pobreza discursiva que viene caracterizando la política de los últimos tiempos, más parecida a los rifirrafes que están acostumbrados a soportar en las tertulias radiofónicas y televisivas que a una sosegada conversación de sobremesa. No les extrañarían, por tanto, ni la invasión por el uno del espacio del otro ni las constantes interrupciones que le hacían a veces difícil seguir el hilo de lo que estaban diciéndose uno a otro, si es que de verdad estaban hablándose entre sí o todo iba dirigido a quien no estaba enfrente.

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