Humor y propaganda

El 'Està passant' del 16 de octubre, el tercer día consecutivo con disturbios en Barcelona tras la sentencia del 'procés', comenzó con un homenaje a los contenedores caídos. Al final del programa, un colaborador explotó la paronomasia entre 'gossos' (perros) y 'mossos'. La pieza se pretendía irónica, pero rezumaba cinismo. Toni Soler fingía querer calmar al colaborador, que fingía por su parte desatarse: «Envían a estos perros malparidos, que crees que están para protegerte, pero quizá te ladran, te muerden o incluso te disparan balas de foam o pelotas de goma». Entonces aparecía una imagen de un bulldog con casco y escopeta de antidisturbios. «¿Y quién le devuelve el ojo a un chaval de 22 años? ¿Los putos perros estos de mierda?».

Que en la televisión autonómica catalana se guionice un insulto a la Policía autonómica catalana es solo el enésimo logro surrealista del 'procés'. Unos minutos antes, un Toni Soler dignísimo apenas podía ya escandalizarse de que Susana Griso hubiese llamado «hooligan» a Quim Torra, un presidente, recordaba Soler, «elegido por un Parlamento democrático». La legitimidad a los Mossos debe de venirles en cambio del espacio exterior.

Pocas cosas más inquietantes que un humorista entregado a la propaganda. El oficio consiste en reaccionar ante el pensamiento dominante y Toni Soler se ha convertido en una expenduría de pensamiento dominante. Y eso que en 2009 despedía así 'Minoría Absoluta', el programa de humor que hoy da nombre a su productora: «Espero que cuando oigáis a un político que os habla desde una tribuna, por más alta que esta sea, no le deis demasiada importancia».

Diez años más tarde, él mismo está en lo alto de una tribuna altísima, identificando a policías con perros y a constitucionalistas con «buitres que se abalanzan sobre un cadáver». Son los prodigios del 'procés', ese abismo abierto en la realidad por una élite irresponsable. Y frívola hasta decir basta. El 19 de octubre, tres días después de los perros y los mossos, con encapuchados apedreando furgones policiales en la calle, Toni Soler escribía en Twitter: «Quisiera tener veinte años menos para sustituir pena y agotamiento mental por energía y espíritu de lucha».

Menuda idea para un gag en 'Polònia': Tom Clarke tomándose un whiskito y diciéndole a Patrick Pearse que cómo va a alzarse él contra Inglaterra teniendo 59 tacos, sintiendo como siente tanta pena y siendo, además, lunes de Pascua.