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Javier De Andrés (PP), Daniel Senderos (PSE), Mikel Legarda (PNV), Guillermo Presa (Sumar) e Iñaki Ruiz de Pinedo (EH Bildu).
El debate de las galletitas dulces

El debate de las galletitas dulces

Los candidatos mantienen un tono cordial y con zascas moderados, pero lleno de detalles curiosos entre bambalinas

Martes, 18 de julio 2023

La antesala de los debates televisivos son lo más parecido a los encuentros fortuitos con los vecinos en el ascensor. Uno no sabe si explayarse con sus contrincantes antes de que les apunten las cámaras o hablar de cosas un tanto triviales, para no dar pistas antes de tiempo. En el caso de la cita que organizó ayer EL CORREO con los candidatos alaveses para el Congreso de los Diputados, fueron cerca de diez minutos, que dieron para repasar las ideas clave, dejar detalles curiosos y hasta alguna fugaz conversación un tanto forzada.

La primera idea que parecieron querer desterrar los cinco candidatos fue que el debate se resumiera, como está de moda actualmente, con la frase de «cinco señores con corbata». Ninguno la llevó. Y es que el impacto visual era todavía más llamativo en comparación con las cabezas de lista municipales, con pleno de mujeres. El contrapeso estaba tras las cámaras, con cuatro asesoras y un asesor. Él, de Sumar, llevaba una bandolera con el rostro de Yolanda Díaz, la política que ha logrado una especie de fenómeno fan adolescente entre sus seguidores más cercanos.

Entre la escalonada llegada de los candidatos, con el jeltzale Mikel Legarda y el popular Javier de Andrés disputándose el primer puesto a las 11.27 horas (estaban citados a las 11.30), y el inicio del debate, cada cual optó por su propia liturgia. Legarda perfiló los últimos detalles con su asesora y charló con la dirección de EL CORREO, un 'timing' muy similar al del socialista Daniel Senderos, que cerró el capítulo de llegadas a las 11.38 horas.

De Andrés saludó con un apretón de manos un tanto distante al candidato de EH Bildu, Iñaki Ruiz de Pinedo, con quien después se cruzó en una de esas idas y venidas del plató. «Bueno, hoy no nos han hecho hacer cosas raras», dijo el cabeza de lista del PP. Lo hizo un poco en general, sin buscar un conversador específico o un interlocutor directo. Pero encontró al representante soberanista.

- No. Bueno, nos han sacado una foto de perfil.

- ¿Cómo?

- De perfil. Una foto de perfil (mientras se giraba).

- Ah, ya.

Sí, les pidieron que posaran de lado para una fotografía distinta, no es que les inmortalizaran para alardear después en sus redes sociales. Pero está visto que la búsqueda de la literalidad en cada palabra de los dos candidatos opuestos llega hasta ese punto.

Blusas inclusivas

No fue la única conversación casual entre candidatos. Hubo otros más profundos, que a buen seguro habrían necesitado un bloque independiente en el debate para que se analizaran con la suficiente meticulosidad. Alguno abordó la reciente invitación de varias cuadrillas a «reflexionar» sobre los «términos binarios blusas y neskas». Un candidato defendía que la propia palabra 'blusa' ya debería ser «inclusiva» de por sí, porque etimológicamente es una palabra femenina que después se masculinizó. Lo dicho, eso daba para otro debate, y sin competencias del Gobierno central.

El ritual más curioso lo protagonizó sin duda el candidato de Sumar, Guillermo Presa, que abrió un paquete de galletitas dulces en busca de un último chute de azúcar para evitar bajadas de tensión antes del debate. Eran unas Minicampurrianas, para ser exactos. Lo cierto es que sin saberlo, se convirtió en una buena metáfora para resumir el debate a cinco. Hubo algo de tensión en momentos puntuales, en esos que nadie quiere ceder la última palabra.

También hubo algún tímido reproche entre candidatos en forma de «ese dato no es correcto», intentando emular el corte que la periodista Silvia Intxaurrondo le dio la víspera a Alberto Núñez Feijóo, pero se diluyó enseguida. En general, el tono fue cordial y los zascas, aislados y moderados. En eso también se diferenció del debate municipal, donde aspirar a la administración más cercana a la ciudadanía siempre ayuda a poner los nervios a flor de piel.

Del «usted» al «tú»

De hecho, durante el intercambio de ideas, hubo algún lapsus que mostraba la cercanía entre unos y la distancia sideral que separaba a otros, en algo tan sutil como cambiar del «usted» al «tú» sin previo aviso. Alguno incluso se 'relajó' tanto que empezó a alargar el minuto de cada intervención (sucedió con Legarda y Senderos), hasta que las moderadoras, Marta Madruga y Olatz Barriuso, intervinieron para cortarles. Pero para distancia, la que quiso marcar el representante del PP, quien llamó «portavoces del Gobierno de Pedro Sánchez» a sus cuatro contrincantes.

Los minutos posteriores al enfrentamiento dialéctico fueron casi un calco a los previos, con algunos cruces distendidos entre Ruiz de Pinedo y Presa, o Legarda y De Andrés, en busca de esa última palabra, aunque fuera en privado. Pero había una gran salvedad. Eran ya libres para quitarse el micrófono (alguno se sentía tan cómodo con él que casi se lo lleva a casa) y marcharse al siguiente punto de su apretada agenda.

En la trastienda

La antesala del debate se dio pie a repasar los últimos apuntes y alguna conversación forzada

Toque personal

El candidato de Sumar se llevó el hamaiketako con un último chute de azúcar para los minutos previos

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