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Antes de sacarles los colores, un reconocimiento al debate de guante blanco que han mantenido los cabezas de lista por Bizkaia a las elecciones del 10-N. Reproches contundentes pero menos belicosos que otras veces. Analizamos lo que no llevaban escrito los contendientes, lo que ... dijeron con el gesto más que con la palabra.
Aitor Esteban (PNV)
Una advertencia: que por falta de empeño del PNV no fue... Como buena parte del debate de esta campaña está centrado en el reparto de culpas, el dirigente jeltzale se preocupó mucho de presentarse como un elemento antibloqueo. «Más no se puede hacer». Sobre lo que harán, habrá que ver porque el debate de televisión anoche más que frío le dejó «preocupado». Recibió con sonrisa condescendiente los ataques de la cabeza de lista del PP -«Cómo me buscas...»- y reconvino con cierto aire de compadreo a Patxi López a cuenta del TAV y de la exhumación de Franco. El gesto, relajado, con la espalda apoyada, acostumbrado a estos lances.
Patxi López (PSE)
Se encontró con una parroquia menos beligerante con su partido de la que tuvo Sánchez la noche anterior. Y a quitarse culpas por no ser capaz de formar gobierno... Maneja bien la gestualidad, aunque a veces resulta excesivo. Y gestiona mejor el tono, enfatizando y generando pequeños silencios. Devolvió a Uriarte los reproches con el mismo tono 'amable' con el que le fueron lanzados y solo puso contra las cuerdas a Bea Fanjul. Lo hizo en un cara a cara desigual a cuenta de las políticas del PP en Andalucía con el apoyo de Vox. En el minuto final prescindió de generalidades para ir al grano: movilizar a sus votantes y frenar el avance de la derecha.
Roberto Uriarte (Elkarrekin Podemos)
Hasta dos veces dijo lo de las vacaciones. Que no ha tenido, que ha estado hincando codos cuatro meses. Otra cosa es el resultado. El candidato de Elkarrekin Podemos se dirigió a sus adversarios políticos con el tono del profesor que es y se 'enfrentó' a Patxi López sin beligerancia -«que no, Patxi, que no insistas»-, en una versión mucho más amable del 'tú a tú' que mantuvieron anoche Sánchez e Iglesias. Amplió las fronteras del debate con las referencias a asuntos nuestros que se deciden en Bruselas y al ejemplo canadiense. No tiene mala gestualidad pero tampoco es su fuerte. Tuvo un guiño al euskera en el minuto final.
Oskar Matute (EH Bildu)
Se arrogó el papel de meter miedo con las tres derechas. De verbo fácil, habla sin embargo demasiado deprisa, con una precipitación que no exige el debate. No al menos, este, sin apenas rifirrafes. Tuvo alguno con la cabeza de lista del PP, aunque sin llegar a mayores, en la línea que marcaron todos desde el inicio, aunque a ratos endureció el discurso. Tiene interiorizado el 'nosotros y nosotras', de manera que no suena forzado. Parco en la gestualidad. Ya que agarrarse las rodillas, que es un gesto muy suyo, le resta expresividad al discurso.
Bea Fanjul (PP)
El entusiasmo por la política del que hace gala -«tengo 28 años y he dejado dos trabajos para estar aquí»- le falta a la hora de exponer su discurso. Quizá es el gesto, demasiado rígido. Bea Fanjul no consigue quitarse la etiqueta de la nueva. Y vale que lo es, pero los demás se lo recuerdan con esas sonrisas de condescendencia que no proceden. Salió del brete en el que le puso Patxi López con una respuesta sincera: «No lo sé». Pero esa es una respuesta preocupante. Más cuando previamente se ha armado un mensaje con demasiadas generalidades.
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