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Si nos fijamos en los escaños que se conceden en esta encuesta a los distintos partidos vascos y los comparamos con los de las dos anteriores elecciones generales, las del 2015 y las del 2016, veremos que aparentemente las variaciones son mínimas. En realidad, de ... 18 escaños en total, solo cambian tres, y los tres los pierde Podemos, dos en Bizkaia y uno en Gipuzkoa, y sus beneficiarios son los dos partidos que están en el Gobierno vasco, PNV y PSE, con lo que va a tener razón el presidente Sánchez: en un contexto de paridad y de problemas generalizados para todos los partidos, el solo hecho de estar en el gobierno da votos.
De esta encuesta solo se deriva una certeza inmutable: los seis escaños para un PNV que si con cinco fue decisivo para tumbar al Gobierno de Rajoy, con seis lo volverá a ser para decidir el que salga de estas elecciones. Resulta también interesante comprobar que Podemos vino para quedarse y sobre todo que la principal víctima de su presencia ha sido la izquierda abertzale, que con la caída de Podemos no vuelve ni de lejos a los niveles de las generales de 2011, cuando con la sigla de Amaiur ganó con 6 escaños.
Los únicos que ganan con la caída de Podemos son los partidos más centrados del panorama: curioso y esperanzador. El viaje de vuelta de los votos de Podemos es el centro. Aunque aquí hay una duda: Gipuzkoa. No está claro que el escaño que pierde Podemos vaya al PSE, como dice la encuesta. Si nos fijamos en los porcentajes de voto que se nos dan, tanto PSE como Bildu tienen un 21% en este territorio.
Porque, en efecto, es en los porcentajes, más que en los escaños, donde reside la clave de esta encuesta y donde se adivinan signos muy preocupantes para quien no hemos nombrado todavía: el PP vasco. Esos dos escaños, que a muchos puede que les tranquilicen, porque les mantienen en los niveles de las dos últimas elecciones, si los vemos a la luz de los porcentajes la cosa varía mucho. Dos escaños también se dan para Bildu, pero este partido tiene aspiraciones ciertas de ganar alguno más. Todo lo contrario que el PP. Fijémonos primero en Álava. De los cuatro partidos que consiguen un escaño, el PP es el que presenta un porcentaje más bajo de todos, el 14%. La sangría es evidente tanto hacia Ciudadanos como hacia Vox, con un 5% de estimación de voto para cada uno de los dos. Así que ya se puede empezar a preocupar el candidato Maroto, 'número tres' de su partido, porque a nada que suban un poco tanto Vox como Ciudadanos pueden dejar al PP perfectamente por debajo de Bildu, que presenta un candidato histórico y moderado, Iñaki Ruiz de Pinedo, con toda la intención de recuperar el escaño de 2011.
En Bizkaia la cosa está todavía peor para el PP. Su porcentaje de voto estimado es del 9%, más bajo que todos los que han dado escaño en las dos últimas elecciones. Y la candidata de Vox, Nerea Alzola, es más conocida entre las bases del PP que la oficial del partido, Beatriz Fanjul. Esta lucha fratricida puede a acabar, por división y hastío de la militancia, con el escaño del PP por Bizkaia. Lo cual ocurrirá, sin duda, a nada que Nerea Alzola haga una campaña personalista, rodeada de sus antiguos compañeros defenestrados de anteriores etapas y tape un poco las siglas de Vox.
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