Mucha tela que cortar en el refugio de los vizcaínos en la Cantabria Oriental

Revilla, el tótem del regionalismo cántabro, no las tiene todas consigo. El último CIS refleja una sangría de votos y cuestiona matemáticas ya ensayadas. Un escenario al que no son ajenos escándalos como el que se acaba de cobrar a su consejero de Obras Públicas tras destaparse las mordidas que se venían practicando en la construcción y arreglo de carreteras desde hace dos décadas (con la salvedad de los años que estuvo al frente el PP); o el bochornoso episodio de los trenes apalabrados con Madrid y que no entran por los túneles. Se ha entendido con el PSOE, pero ni siquiera tiene garantizado el segundo puesto y no puede cerrarse las puertas a gobernar con la popular María José Sáenz de Buruaga si no le salen las cuentas.

A nivel local, el resultado no puede estar más abierto. En Castro, los socialistas parecen haber dejado atrás la época en que el municipio era sinónimo de corrupción urbanística y los sondeos les vuelven a dar mayoría, pero sus habituales agarraderos flojean. Han gobernado en minoría con Cs y mantenido una batalla encarnizada con el PRC, cuyo líder, Jesús Gutiérrez, ha visto cómo sucesivos plenos torpedeaban el traslado de la conservera Lolín propiedad de su familia y la construcción en su ubicación actual de un Mercadona (que también rechazó el Tribunal Superior). Su hermano le ha acusado de buscar a toda costa la Alcaldía para su beneficio económico, al tiempo que destapaba una trama de dinero negro evadido a Suiza.

En Laredo, los socialistas han gobernado con el SSPL, pero tras cuatro años se han mostrado incapaces de sacar adelante actuaciones de calado. Un ejemplo: las piscinas se cerraron en 2015 por obras y ocho años más tarde siguen igual. Sólo el centro de actividades náuticas y el polígono industrial salen adelante, pero son proyectos cuyo mérito no cabe atribuir al Ayuntamiento.

Santoña y Noja son también una incógnita: el primero en manos de Sergio Abascal –un verso libre dentro del socialismo cántabro–; y el segundo en las de Miguel Ángel Ruiz (PRC), que consiguió descabalgar a Jesús Díaz después de cinco legislaturas, pero a quien los escándalos de su partido podrían dejar ahora señalado. En Ampuero, donde sólo se presentan tres partidos y son obligados los pactos, el socialista Víctor Gutiérrez ha chocado mucho con el PRC, lo que abona la tesis de un pacto PP-PRC como el ya vivido hace dos legislaturas.