El refugio de los aspirantes a diputado

De vez en cuando se mete en la cocina para bordar, dice, los chipirones de potera en su tinta, o para limpiarse los zapatos, su principal manía, porque le gusta lucirlos siempre impecables. Monte o playa. Le da igual. «Es que esta costa montañosa que tenemos es insuperable. En media hora lo tenemos todo a mano», presume.

Compaginar el trabajo en el bufete de Atxuri, en el turno de oficio en el juzgado y en casa, con un niño de 7 años y una niña de 5, deja pocos momentos de asueto a la candidata abertzale. Pero siempre que puede Bea Ilardia acaba en los fogones del txoko gastronómico mixto de Galdakao del que es socia fundadora. Se confiesa cocinillas. «Me encanta cocinar para mi grupo de amigas y amigos», afirma. Aunque, reconoce, «tengo menos tiempo del que quisiera para hacerlo».

La tortilla de patata, «con cebolla bien picada», y el rabo de buey son los platos estrella de la abogada de Galdakao, que confiesa otra gran pasión que el trabajo le impide desarrollar tanto como quisiera: viajar. Croacia será el primer destino que elija cuando sus hijos crezcan un poco más. Su intención es llegar hasta el país adriático en caravana, haciendo escalas.

La candidata de la formación morada es una mujer «muy activa» a la que le gusta rodearse de gente y estar en contacto con la naturaleza. Se confiesa «inquieta» y dice estar «en forma». Será por las múltiples aficiones que declara. Entre ellas, el hockey, que practica con su hijo -de pequeña hacía atletismo-, bailar y disfrazarse y salir de excursión al monte con su familia. Eso sí, tampoco perdona las barbacoas, ni las «comilonas» con la cuadrilla.

A la hora de viajar, escoge la furgoneta, y si tiene que elegir dónde darse un chapuzón prefiere el río antes que la playa. Participar en la vida de Atxuri, su barrio, a través de la asociación. Le lleva un tiempo, pero le encanta. Lo mismo que leer y otro 'vicio' confesable: el ganchillo. «Me encanta hacerlo siempre que puedo».

Teresa Laespada no tiene una afición definida. Tampoco mucho tiempo libre. Pero cuando saca un rato, su pasión es la lectura. «La poesía transporta mi imaginación y me permite evadirme», aclara la socialista, que en estos momentos devora 'Memoria de silencios', una obra de su «admirado y querido» Víctor Urrutia. Le gustan los libros antiguos, «no con ánimo coleccionista, sino por interés sociológico». También el cine, «en pantalla grande», y la música. Pero a la hora de relajarse, se queda con el mar. «Me atrae enormemente. Me encanta dar grandes paseos por la costa, mirando el mar, y es algo que practico habitualmente», explica.

Y para divertirse, nada mejor que estar con los amigos. Eso y cocinar, algo que hace a ratos. Y si puede ser repostería, mejor.

A Amaya Fernández la lectura le da paz. «Siempre que tengo un momento recurro a los libros para recuperar la calma», explica. «Porque es un modo excepcional de ver el mundo con los ojos de otros», dice. Y esa afición crece en ocasiones. Por ejemplo, cuando caen chuzos de punta. «Me encanta leer cuando fuera llueve». Los libros de acción y los thrillers son su pasión, pero tampoco descarta la novela histórica o las lecturas que tengan que ver con su tierra. El volumen que hojea en la imagen es 'El cielo y la ría', del escritor portugalujo Juan Antonio Zunzunegui. No hace mucho ha devorado la trilogía sobre el Valle del Baztán de Dolores Redondo.

Pero la secretaria general de los populares vascos tampoco pierde la ocasión de salir a dar una vuelta en bici -«soy muy fan desde hace años»-, sobre todo cuando el tiempo acompaña, o de practicar deporte con su hija. Y siempre tiene un rato para la cuadrilla. Para perderse con ella por las zonas de ambiente de Barakaldo y disfrutar «de una tarde de pintxos».