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Pese a la creencia general de que, según la interpretación de los partidos, todos ganan en todas las elecciones, hay algunas en que los datos son tan incontrovertibles que se imponen a cualquier interpretación. Las de ayer fueron de este tipo. Ni los más voluntariosos ... podrán negar el hecho de que EH Bildu ha logrado para sí una indiscutible victoria, que el PSE ha aguantado con honra y que al PNV le va a llevar tiempo y llanto lamerse las heridas que las urnas le han causado. Otra cosa será cuando, a partir de la asunción de los datos, se comience a teorizar sobre los porqués. Para mí, y no soy experto en demoscopia, una de las interpretaciones es que el abultado grupo de votantes que en su día se dejó arrastrar por la sacudida que supuso la primera irrupción de Podemos ha ido desencantándose y depositando, uno a uno, su confianza en esta izquierda abertzale convertida al izquierdismo utilitario. Sea esto como fuere, y tiempo habrá para analizarlo en profundidad, el hecho es que lo que un día fue Herri Batasuna puede hoy presumir de estar echándole el aliento en la nuca al mismísimo PNV.

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elcorreo Cambio tirando a vuelco