Iban Rodríguez, profesor en las aulas y maestro de parrilla en el txoko

De joven jugó en el equipo local de baloncesto, el Saski Leioa, y fue «voluntario de una asociación de tiempo libre para favorecer el euskera y la cultura vasca». «Hicimos grandes amistades», comenta. Se le nota a Rodríguez que tiene calle. Es directo. «Tengo dos vicios confesables: el Athletic y el comer. Me encanta ir a restaurantes nuevos, comer cosas diferentes, de otros países y demás». Y si en las aulas era profesor, en el txoko le dan por maestro de parrilla porque a la brasa borda la carne y al pescado. Aunque, «si es un guiso, me encanta el de carrillera».

Para este jeltzale «la música es una vía de escape». Rodríguez está casado y tiene tres hijos. La mayor está en la adolescencia (14 años), el de en medio es un preadolescente (12 años) y la más menuda tiene 8. Aunque los mayores estén en edades en que puede asomar la rebeldía, no es su caso. «No me puedo quejar porque son muy buenos. Se dedican al estudio y al deporte». Con las tareas de alcalde queda poco tiempo para disfrutar, así que la familia intenta «ajustar agendas». Lo que tiene claro es que «el minuto libre que tengo es para estar con mi familia y mis amigos».