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Cómo será la hegemonía del PNV en Bilbao para que el hecho de bajar de 14 a 12 concejales se esté viviendo, o sufriendo, como un acontecimiento en la ciudad. Se habla de cambio de ciclo y hasta el partido llama a la reflexión. Y ... eso que los nacionalistas siguen siendo, con diferencia, la principal fuerza en el Ayuntamiento, duplicando en ediles al segundo partido, EH Bildu, que celebra su crecimiento como un triunfo espléndido.
La inquietud en las filas jeltzales está justificada porque, al margen de los movimientos en la representatividad en el pleno municipal, lo que hay es una sangría de votos. En concreto, han perdido 17.377 apoyos con respecto a las elecciones de 2019, cuando tuvieron casi 72.000. Eso supone una caída del 24% en sufragios, que viene a ser un potentísimo toque de atención. Aunque la cosa va por barrios. O por distritos. Donde más presencia pierde el PNV es en Ibaiondo y en Uribarri, donde sus apoyos han descendido en las elecciones del domingo más de un 27%. En el lado opuesto están Deusto y Abando, con los retrocesos más contenidos pero donde así todo han superado el 21%.
¿Cómo es posible que con semejantes caídas, dejándose la cuarta parte de los apoyos en cuatro años, los jeltzales únicamente hayan perdido dos concejales de los catorce que tenían, lo que supone una bajada porcentual del 14%? Se explica como efecto de la elevadísima abstención, que roza el 44%, la proporción más alta de los últimos treinta años. Si se le suman los votos en blanco y los nulos, que casi se han duplicado desde 2019, nos queda que sólo el 53% del electorado se ha decantado por votar a alguna de las opciones políticas que se presentaban. Dicho de otro modo: a la mitad de los bilbaínos no les convence nadie.
Esto explica también el hecho de que EH Bildu, ganando un 12% más de votos que en 2019, hasta sumar un total de 28.000, haya incrementado su representación en el pleno nada menos que un 50%, de cuatro a seis concejales. Pasa así a ser la segunda fuerza en el Ayuntamiento, arrebatándole la posición al PSE.
Este adelantamiento se ha visto en la mayoría de los distritos, que son bastante diferentes entre sí. Bueno, tienen una cosa en común: en los ocho gana el PNV, como siempre ha ocurrido. Y eso pese a la mencionada caída del domingo. El que cuenta con mayor proporción de voto jeltzale es Abando, donde el 41,94% de los sufragios se los llevó Juan Mari Aburto. Esta es una zona particular porque el PP es la segunda fuerza, con el 24% de los votos, e incluso en alguna sección ambas formaciones está prácticamente empatadas. PSE y EH Bildu se quedan en tercera y cuarta posición, con alrededor del 10% de los apoyos. A continuación está Elkarrekin Podemos y Vox, ambos con algo más del 4%.
Por su parte, donde menos respaldo logra el PNV es en Ibaiondo, con el 30,79% de los sufragios. Y está seguido muy de cerca por EH Bildu, con el 28,35%. Como se ve, algo más de dos puntos de diferencia, cuando hace cuatro años eran más de catorce. Pero es que en varias secciones del Casco Viejo, Atxuri, San Francisco y Bilbao la Vieja son los soberanistas quienes gozan de mayorías de hasta el 45%. Hay que tener en cuenta que este distrito es el más joven de Bilbao y uno de los más diversos en términos culturales y de origen de sus vecinos. ¿Será esto el factor determinante? Quizás, pero no de un modo exclusivo. Porque el barrio de esta zona con la edad media más baja, Miribilla, se mantiene fiel al PNV.
También hay un par de secciones censales de Rekalde donde se han impuesto por los pelos los de EH Bildu. En este distrito, sin embargo, mantiene cierta presencia el PSE, que gana en varias zonas de Betolaza, Uretamendi e Iturrigorri-Peñascal. Se trata de los barrios con las rentas más bajas de Bilbao y tienen otra peculiaridad: también están entre los que sufren un nivel de abstención más elevado, llegando al 60% quienes ni se han acercado a los colegios electorales.
La mitad de los bilbaínos no han encontrado ninguna opción política a la que votar
Bildu ha sido la fuerza más votada en el Casco Viejo, Bilbao la Vieja y San Francisco
El PSE mantiene su protagonismo en ciertas zonas de Otxarkoaga y Rekalde
Esta es una de las constantes en todas las elecciones: las zonas más pobres suelen ser las que cuentan con menos participación. Otro ejemplo es Otxarkoaga, que replica el modelo porque en un par de secciones se impone el PSE, y se trata de lugares donde la abstención incluso supera ese impresionante 60%. Por último, los socialistas ganan en un par de calles de Arangoiti.
Todo esto, como queda dicho, son exotismos porque la hegemonía del PNV se extiende sobre la gran mayoría del mapa de Bilbao, como se ve en el gráfico de esta página, casi todo teñido de verde. Ya se ha hablado de Abando como el distrito con más presencia jeltzale, y le sigue Deusto, donde Aburto también se acercó al 40% de los sufragios. ¿Qué tienen en común ambas zonas? Que ahí están las rentas más altas, igual que la edad media de la ciudadanía está bastante por encima del promedio de la ciudad.
Es la conjunción de ambos factores lo que parece explicar esta situación y no solo uno de ellos. Porque si hablamos únicamente de edad, pero con rentas bajas, Begoña es el distrito más envejecido y está en la media tanto de apoyos al PNV (el 36% de los votos) como de caída de los jeltzales con respecto a los comicios de hace cuatro años (han perdido el 24,5% de los apoyos). Eso sí, es un distrito diverso porque la zona de Mina del Morro es otro de los sectores donde gana EH Bildu.
Por último, una curiosidad: el partido con una presencia más homogénea, aunque residual, en todos los distritos, es Vox, que oscila entre un 3% y un 4% de los sufragios, salvo en Abando, donde llega al 4,1%.
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