Elecciones forales

Rotunda victoria de Bildu y duro revés del PNV con abstención récord

El serio revés del PNV -Andoni Ortuzar habló de «resultado agridulce»- fue recibido con una gran decepción en Sabin Etxea tras una campaña centrada contra la desmovilización de su electorado tradicional. Este objetivo mínimo no se ha cumplido. El gran avance de EH Bildu les enciende las luces de alarma ante las próximas autonómicas. El 'sorpasso' se ha producido, con la excepción de San Sebastián. El relevo generacional orienta el viento a favor de EH Bildu y le favorece para presentarse como una alternativa.

El PNV se ha dejado en el camino unos 93.000 sufragios en los tres territorios aproximadamente. Este domingo habló de hacer autocrítica y de que ha entendido el mensaje ciudadano.El PNV se va a decantar previsiblemente por seguir con su entente con el PSE si quiere mantener el control de la Diputación guipuzcoana. El presidente del GBB, Joseba Egibar, ya anunció anoche que presentarán la candidatura de Eider Mendoza, que ha quedado en segundo lugar, a cinco junteros de EH Bildu. Los jeltzales podrían mantener el control de la institución foral con los socialistas, aunque el PSE podría exigir a cambio el respaldo jeltzale para acceder a la Alcaldía de Vitoria. En todo caso en ambos escenarios haría falta un tercer socio para la mayoría absoluta: o Elkarrekin Podemos o el PP.

La derrota jeltzale en las Juntas de Gipuzkoa es significativa. El reclamo del voto útil para evitar el regreso de la izquierda abertzale al poder foral y municipal tras su experiencia entre 2011 y 2015 no ha funcionado en el territorio. La bolsa de la abstención en el territorio fue este domingo elevada, de un 40%, cercana a la que se registró en 2007 cuando el socialista Miguel Buen ganó las forales de Gipuzkoa.

La gran vencedora ha sido EH Bildu, que tenía el viento de las encuestas a favor y que con la bandera del cambio ha crecido en todos los municipios y territorios. Con la lección aprendida de los errores de gestión -con el sistema Puerta a Puerta como gran símbolo del fracaso- la marea ascendente de EH Bildu se nutre fundamentalmente de voto nuevo, y también, de electores del PNV y de Elkarrekin Podemos. La polémica de las listas por la inclusión de exetarras no parece que les haya restado apoyo. Ni siquiera el llamamiento de los jóvenes de GKS a la abstención.

Los socialistas se afianzan como tercera fuerza, conservan sus alcaldías -incluso ganan algunas nuevas en Bizkaia- y mantienen posiciones en un escenario complejo bajo la polarización entre el PNV y EH Bildu. El PSE no logra ganar en Vitoria con la candidatura de Maider Etxebarria, pero queda en segundo lugar y va a pretender el acceso a la alcaldía. Y sube en San Sebastián con Marisol Garmendia y en Bilbao con Nora Abete. El PSE apostará por mantener la entente con el PNV, aunque querrá revalorizar su papel como bisagra de la futura coalición que se envuelve en la bandera de la pluralidad.

Elkarrekin Podemos pierde parte de su espacio y prosigue una línea descendente que tendrá como prueba de fuego las próximas generales. Pero puede tener la llave de algunas mayorías en las instituciones.

A su vez, el PP mejora con claridad posiciones, en buena medida por el efecto de Núñez Feijóo. Además de regresar a algunos ayuntamientos, los populares van a ser decisivos para que el gobierno de Gipuzkoa tenga mayoría absoluta. De momento, el PP ya ha mostrado su disposición a participar en esa mayoría foral.

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