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TOMÁS ONDARRA
Elixabete Etxanobe: tenaz, discreta e inesperada

Elixabete Etxanobe: tenaz, discreta e inesperada

La mayor parte de su carrera política ha transcurrido en segunda línea, con logros como la Ley Municipal, y su salto al protagonismo tiene algo de sorpresa: «Intuíamos que iba a ocurrir, pero las cosas se han precipitado un poco»

Lunes, 29 de mayo 2023, 01:45

Hace tres o cuatro años, habrían hecho falta unas portentosas dotes de adivinación para pronosticar que Elixabete Etxanobe estaría ahí donde la tenemos hoy. La candidata del PNV y ganadora de las elecciones forales era entonces directora de Relaciones con las Administraciones Locales y Registros Administrativos del departamento de Gobernanza Pública y Autogobierno del Ejecutivo vasco, uno de esos cargos que compensan en longitud lo que tienen de poca exposición y que sugieren un trabajo técnico y –al menos, para el profano– más bien aburrido, una de esas tareas que se desarrollan en el seguro cobijo de la segunda o tercera línea de la política. Si aquí fuésemos aficionados a las apuestas singulares que suelen hacer los británicos, jugarse entonces unos euros por su futuro cercano como diputada general habría podido dar jugosos rendimientos. En su propio partido no faltan personas que, en privado, admitieron su sorpresa cuando Etxanobe se situó en la plataforma de lanzamiento hacia la jefatura del Gobierno vizcaíno, una irrupción inesperada que orilló a aspirantes más asentados.

Etxanobe, nacida en 1978, no solo es una persona bastante desconocida fuera de sus círculos más cercanos, sino que también resulta un poco difícil de conocer mejor: uno de sus rasgos más destacados es la extrema discreción con la que defiende su vida privada. Está claro, eso sí, que Otxandio es su lugar de referencia ineludible. Allí compró un caserío su aitite Gregorio, que había emigrado a Estados Unidos con 19 años y regresó dos décadas después cargado de ahorros y nostalgias. Los padres de Etxanobe siguen residiendo en esa misma propiedad y ella tampoco se ha alejado mucho: vive con su marido y sus hijos mellizos en una casa situada a tiro de piedra del hogar de su infancia. Allí se encuentra también la explotación avícola de la familia y no es raro ver a la candidata paseando a su perra Bikhe, mezcla de pastor alemán y pastor vasco.

La incomodidad cotidiana de los 50 minutos de coche hasta Bilbao se ve compensada por ese entorno en el que se siente segura. Y con razón: los allegados asumen su reserva como propia y son poco dados a cotillear sobre su paisana, de pronto tan ilustre. «Aquí no preguntéis en plan 'Sálvame'», se escabulle una. A Otxandio está ligado también el inicio de su carrera política, ya que fue concejala en su Ayuntamiento entre 2007 y 2010.

FIEL A SU PUEBLO

Vive con su marido y sus dos hijos a tiro de piedra del caserío de Otxandio que compró su abuelo, emigrante en EE UU

Piso compartido

Elixabete Etxanobe es licenciada en Derecho Económico por la Universidad de Deusto y suele agrade­cer a sus padres el esfuerzo que hicieron para darle estudios: «No han hecho otra cosa en su vida que trabajar, en la fábrica y el caserío». Durante la carrera compartió piso con otras chicas en Deusto, en la avenida Ramón y Cajal, y después se trasladó a Madrid durante dos años para cursar un máster en la universidad CEU San Pablo a la vez que trabajaba como pasante en el bufete Urbistondo & Álvarez-Sala. Ella recuerda aquella etapa como una de las más duras de su vida, aunque de vuelta a casa mantuvo la combinación de empleo y estudios durante un par de años más, ya que estuvo preparando las oposiciones a la Administración local a la vez que trabajaba por la mañana en el Ayuntamiento de Durango, donde acabó sacando plaza de funcionaria.

En su paso por Deusto no solo formó una cuadrilla de amigas que aún conserva, sino que tuvo como profesor de Derecho Administrativo a Josu Erkoreka. «La verdad es que es muy discreta, nada partidaria de las estridencias, y no se hizo notar en clase. Pero esa fue mi primera referencia de ella», evoca el vicelehendakari. En 2012, en un mitin en Elorrio que resultó memorable por el «chaparrón endiablado» que cayó, Erkoreka se reen­contró con su exalumna, que había acudido al acto. «Ahí la redescubrí en otra clave», relata. Y, cuando lo nombraron consejero de Administración Pública y Justicia, se acordó de Eli, como la llaman sus íntimos. La nombró directora de Relaciones con las Administraciones Locales y Registros Administrativos, aunque ella le puntualizó que tenía controlada la primera parte, lo local, pero no dominaba mucho lo segundo. «Tuve que engañarla y decirle que eso prácticamente se llevaba solo. Luego me lo solía recordar, porque estaba pendiente una reforma de la ley».

ESFUERZO

«Es muy trabajadora y mete muchas horas: yo creo que el año de la Ley Municipal cogimos siete días de vacaciones»

Erkoreka describe a Etxanobe como una mujer «con rigor técnico, muy perfeccionista, escrupulosa, concienzuda, que ha ido creciendo y acreditando competencia y empatía». Destaca también su «fiabilidad humana plena, porque no oculta ningún colmillo torcido». ¿Se esperaba él este salto a la brega de primera línea? «Las cosas se han precipitado un poco, pero intuíamos que iba a ocurrir. Yo no tenía ninguna duda de que antes o después iba a dar el paso: no es la típica tecnócrata que desconecta cuando empiezas a hablar de política, sino todo lo contrario. Creo que ella misma no descartaba que le pudiese pasar: no es que lo ambicionase vivamente, pero sí formaba parte de su apuesta vital».

En sus siete años de directora, tuvo como superior inmediato y colaborador constante a Peru Bazako, el viceconsejero del área. Juntos desarrollaron, entre otras normas, la Ley de Instituciones Locales o Ley Municipal, una cuenta pendiente que llevaba atascada desde los primeros 80. «Fue una relación muy intensa, ¡trabajamos mucho! Yo creo que aquel año cogimos siete días de vacaciones: supuso no tener fines de semana, no tener nada, no pensar en otra cosa, porque fuimos nosotros los que contestamos a las enmiendas y llevamos el peso de la negociación. Acabé conociendo a toda su familia, a sus amigos, a todo el mundo», relata Bazako, ya jubilado. También él, cómo no, acumula elogios: «Eli es muy tenaz, muy trabajadora: mete muchas horas, incluso los fines de semana en Otxandio. Tiene una gran capacidad para absorber datos y le gusta conocer a fondo todo lo que hace. Y es muy honesta». El exviceconsejero pudo atravesar esa muralla con la que blinda su vida privada: ¿nos puede confirmar, al menos, si es verdad que se le da bien la repostería? «Desde luego, hace unos roscos de Reyes muy buenos y solía llevarlos al trabajo. ¡Y el marido es un cocinero excelente!».

EL PASO AL FRENTE

«No es la típica tecnócrata que desconecta en cuanto empiezas a hablar de política, sino todo lo contrario», dice Erkoreka

A finales de 2019, cuando Bazako se jubiló, Etxanobe 'ascendió' a viceconsejera de Relaciones Institucionales. Un año más tarde, Erkoreka se la llevó al departamento de Seguridad, como viceconsejera de Administración y Servicios. Y, en 2021, Unai Rementeria la requirió para su equipo, como diputada de Administración Pública y Relaciones Institucionales. «Cabía intuir que no la llamaban solo para eso», sonríe Erkoreka, que recuerda, sin ocultar cierto asombro por el ritmo de los acontecimientos, un mitin en Otxandio de las últimas elecciones muni­cipales, cuando Elixabete Etxanobe se presentaba en las listas locales del PNV. «Me llamaron y, como estaba Eli, fui. ¡Hacía un frío de espanto! Estuvimos en los soportales del Ayuntamiento, que acentuaban la sensación de frío, ante un público no muy nutri­do. Estos días la veo en los mítines y me acuerdo mucho de aquello, ¡có­mo han cambiado  las cosas!».

  1. LOS PREDECESORES

Unai Rementeria 2015-2023

La revisión del modelo de cuidados quedó interrumpida por la pandemia. Cerró el anillo viario de Bilbao y reactivó ejes comarcales como el de Autzagane. Impulsó la Torre Bizkaia y ha rescatado el proyecto del Guggenheim de Urdaibai.

José Luis Bilbao 2003-2015

Pasó de la bonanza económica a la crisis financiera, que debió gestionar. Sus grandes legados fueron la Supersur y el nuevo acceso de Bilbao. Fue bajo su mando cuando el gasto social pasó a ser el mayor de la institución.

Josu Bergara 1995-2003

En su mandato quedó en manos forales el cobro de la práctica totalidad de impuestos, se inauguraron la Línea 1 y la 2 del Metro, el Palacio Euskalduna y el Guggenheim. Se planeó la Supersur, el Corredor del Txorierri y el del Cadagua.

José Alberto Pradera 1987-1995

Afrontó el periodo económico más crítico tras la desindustrialización. Arrancó la mejora de carreteras y del saneado, se creó Bizkaibus, formó parte del grupo que creó Ría 2000 y arrancaron las obras del metro y del Guggenheim.

José María Makua 1979-1987

Primero de la democracia, fue una figura clave en la restitución de las Juntas Generales, los Fueros y la reconfiguración de la Diputación hacia el modelo actual. Sentó las bases del metro y ayudó a la revitalización de los ayuntamientos.

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