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Lo más habitual en unas elecciones es ir a votar, y hacerlo por una de las listas presentadas por los partidos políticos que concurren a ellas. No obstante, en algunos comicios el grupo de quienes deciden no acercarse a una urna puede llegar a ser más numeroso. Sucede, por ejemplo, en los que eligen al parlamento europeo. En los países en los que no es obligatorio participar, como España, esa abstención es un termómetro del interés que suscitan las elecciones y del nivel de apatía que el sistema democrático suscita en la población.
Por regla general, cuanto más importancia se le otorga a una cita electoral, mayor es la participación y, por lo tanto, menor el número de quienes deciden abstenerse. Algo similar sucede con el grado de polarización de los discursos políticos, que los partidos suelen fomentar para movilizar a sus correligionarios. No obstante, la radicalización también puede provocar una mayor abstención entre la población moderada que no se siente representada por ningún partido. En cualquier caso, quienes deciden no participar en la fiesta de la democracia a pesar de estar registrados en el censo electoral no influyen para nada en el resultado de la votación.
Pero también hay ciudadanos que apoyan la democracia parlamentaria y que quieren dejar patente que no se sienten representados por los partidos políticos existentes depositando un sobre vacío en la urna. No son muchos: su porcentaje oscila entre el 0,8% y el 1,5% de quienes participan. Pero, a diferencia de los que sucede con abstencionistas o quienes votan nulo, sí que tienen un impacto en los resultados de la votación: su sobre se cuenta entre las papeletas emitidas, por lo que influye en la base sobre la que se calculan los porcentajes de votos recibidos por cada partido.
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Debido al modelo D'hont que se utiliza para hacer el reparto de concejales o de escaños, ese voto en blanco afecta especialmente a los partidos pequeños, que solo pueden optar a lograr representación si obtienen un mínimo del 3% -en las elecciones generales- o del 5% -en las municipales-. Cuantos más votos en blanco haya, más difícil será alcanzar ese listón. No obstante, los votos en blanco también afectan a los grandes partidos, ya que diluyen su porcentaje y tienen más dificultades para alcanzar la mayoría absoluta, por lo que estos sobres vacíos se convierten en un catalizador de pactos entre fuerzas políticas.
Para canalizar este descontento y darle visibilidad, en 2010 nació Escaños en Blanco, un partido que promete dejar vacíos los asientos que logre. Lo llaman abstención activa: «Los votos en blanco, la abstención y los votos nulos no consiguen representación, cediendo tu escaños a un partido al que no has querido votar. Votando a Escaños en Blanco tu escaño quedará vacío y nadie se llevará el dinero o poder político que le corresponde», explica en la web esta formación que solo ha logrado representación en las localidades catalanas de Foixá y Gironella. Allí, algunos vecinos les espetaron «no hacer nada», muestra de que su proyecto no ha sido bien entendido.
En ocasiones, el descontento con el sistema político se torna en una indignación o rabia que los ciudadanos deciden plasmar con un voto nulo. O sea, un sobre en el que haya una papeleta modificada de alguna forma o que contenga cualquier otro elemento. La clásica rodaja de chorizo en el sobre, por ejemplo, hace que el voto sea nulo, independientemente de que acompañe a una papeleta. Y lo mismo sucede con quien quiera votar a su madre con una foto de la progenitora o escribiendo su nombre en una papeleta. Las bromas pueden hacerse virales y los periodistas sin duda las disfrutamos, pero no afectan ni lo más mínimo al resultado de las elecciones. Eso sí, a diferencia de lo que sucede con la abstención, los votos nulos sí que se cuentan y suelen oscilar entre el 0,5% y el 1% del total.
No hay que preocuparse, sin embargo, de cometer algún error como introducir dos papeletas del mismo partido, porque esas sí que se consideran un apoyo válido a la formación. No sucederá lo mismo, lógicamente, si las dos papeletas corresponden a formaciones diferentes.
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