Candidatas con muy buenos amigos

Eneritz de Madariaga (Elkarrekin Podemos), vive en su caserío de Artzentales con 'Eiki' y 'Sua', dos perros «multiraza» adoptados que llegaron a casa para aportar mucho. «Compañía, tranquilidad, cariño... Y a mis hijos les dan seguridad. Son uno más de la familia, pero para los niños, además, son compañeros de vida». 'Eiki' y 'Sua' tienen caracteres muy diferentes, pero se entienden a las mil maravillas. «Son los dos machos, pero se llevan muy bien. Eso sí, el alfa es Sua, pese a ser más pequeño de tamaño». También es el más amoroso. Cuando llegó a casa, muy delgado y lleno de miedos, no le gustaba que le tocasen. «Ahora ha superado esos recelos y enseguida pide que le achuches. Si quieres besos, ahí está 'Sua' siempre dispuesto a darte un buen lametazo». 'Eiki' es «más grandote y torpón», pero muy «juguetón». «Te sigue como un patito allá por donde vas porque busca compañía, estar cerca, pero no necesita tanto contacto físico». Ambos siguen una rutina saludable: mucha naturaleza... y fruta. Eso sí, 'Eiki' aborrece el tomate y Sua la mandarina -«no puede con la textura»-. En cuanto a aficiones, también tienen sus preferencias. Allí donde haya un río, allí que va 'Eiki': «Le encanta el agua, mojarse». Siempre le acompaña su juguete favorito, un hexágono rojo que no suelta por nada del mundo. 'Sua' prefiere «los palos y el monte». «Sube y baja sin parar. Yo creo que tiene algo de pastor, porque siempre vuelve a buscarnos para asegurarse de que estamos todos».

La candidata a diputada general por el PP, Raquel González, no quería animales en casa, pero acabó cediendo ante la insistencia de sus hijos. Primero llegaron 'Rubble' y 'Marshall', dos hámsters que llamaron así por los personajes de 'La Patrulla Canina'; y hoy conviven con 'Charlie' y 'Oreo', dos gatos «muy diferentes que se llevan... regular». A 'Charlie' no le esperaban, pero fue una alegría. «Un día mi peluquera me enseñó las crías que había tenido la gata de su hermana. Y dije: 'Venga va, adopto un macho'. La sorpresa fue tremenda cuando aparecí con aquella bolita, cómo iban a imaginar que sería yo la que llevase una mascota a casa». Sus hijos le pusieron 'Charlie', el nombre que siempre habían pensando para su futuro gato o perro. «Fuimos al veterinario y nos dijeron que en realidad era 'Charla', una hembra, pero así se quedó».

A 'Charlie', que es «muy independiente», le gusta estar a su bola. «Está desaparecida todo el día, pero por la noche cuando estás viendo la tele se te pone encima a ronronear». Se ausenta, eso sí, cuando reciben visitas para no tener que saludar. Su lugar seguro es su cesta, pero a su forma. «Cuando la compramos y la pusimos en el suelo con su mantita no le hacía ni caso. La coloqué encima de un armario y ahí está la tía todos los días». 'Oreo' intenta subirse, pero no lo consigue, porque le cuesta hacer «esas cosas que hacen los gatos». Llegó a casa para llenarla de vida y, con muchos mimos y cuidados, salvó la suya. «Un día en un centro comercial, una protectora nos ofreció adoptarlo, porque estaba muy malito. Nos lo pintó tan mal que nos lo llevamos con pocas esperanzas». Pero ahí sigue «tan juguetón y cariñoso como el primer día». Cada uno, con su carácter, les han enseñado algo. «Mis hijos han aprendido a ser más responsables. Hacer los deberes y la cama les cuesta, pero de llenar el cuenco no se olvidan nunca».

La candidata de Elkarrekin Podemos a la Alcaldía de Bilbao, Ana Viñals, convive en su piso de Artazu Goikoa con su pareja y con 'Casti', un gato de siete años que le da «mucho amor». Tanto, que protagoniza el único retrato que tiene en su despacho del Ayuntamiento. «Es una parte muy importante de mi vida». No hay quien les separe. «En cuanto me meto en la cama, se apoya en mis piernas. Y en el sofá tenemos una postura conjunta, que es la que le gusta a él, porque se hace su hueco».

Llegó a su vida para ayudar a su padre a sobrellevar la viudez, pero cuando falleció se quedó con ella. «Acompañó a mi aita en aquellos momentos tan duros y ahora me ayuda a mí». La gata de una amiga tuvo una camada y Ana se llevó el último, el que nadie quería. «De pequeño era feo, pero ahora es el gato más guapo del mundo, qué voy a decir». No todo el mundo le ve con sus mismos ojos. «Dicen que es malo, que no tiene idea buena, pero es que es muy suyo, selectivo y protector».

Y un poco liante... «Me tiró una bandeja de pasteles recién hechos». Compensa, eso sí, con su lado cariñoso. «A veces se va a la habitación y no quiere saber nada del mundo. Pero otras parece una lapa, me sigue a todas partes». Y, si puede, cotillea. «Le encanta mirar por la ventana a los niños jugando. Y cuando nos paramos a charlar en el descansillo con algún vecino, se cuela en su casa para ver qué se cuece por ahí». 'Casti' lleva una «vida intensa»: toma mucho el sol, caza moscas, le encanta que le tiren la pelota... pero tiene sus manías. «Con mi aita se acostumbró a beber agua del grifo o de la regadera antes que de su cuenco, así que al mudarme me traje la regadera». Pese a su fama de malote, nunca se olvida de compartir. «Mete a todos sus sagutxus de juguete en el cuenco y sigue comiendo». Quizá los gatos no tengan siete vidas, pero 'Casti' ya ha alegrado dos.