Amaia Agirre, siempre cauta y de amplias miras
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Nacida en el exilio, esta mediadora profesional es hermética sobre su vida privada y de gustos muy variadosen sus pasatiempos predilectosTxema Izaguirre
Lunes, 29 de mayo 2023, 00:55
Nació en Francia el 2 de julio de 1974 por el exilio obligado de su familia durante la Guerra Civil. Amaia Agirre Muñoa, nieta del lehendakari José Antonio Agirre, pasó su infancia en la localidad gala de San Juan de Luz hasta que pudo cruzar ... la frontera en 1981 para residir en Donosti durante su adolescencia. Al fin, esta licenciada en Psicología por la UPV/EHU se afincó hace 35 años en Getxo, el municipio del que ha sido alcaldesa durante la pasada legislatura (2019-2023).
Tras finalizar la carrera, quiso lanzarse a vivir alguna experiencia fuera. A abrir fronteras. Y tras cursar el postgrado le dio por probarlo en serio. Se fue a ampliar su formación a Suiza, Francia y Estados Unidos. Le agradó. «Mi vida siempre ha estado muy ligada a la familia, a Getxo y al extranjero», reconoce.
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Andrea Cimadevilla
Trabajó durante cerca de dos décadas en la resolución de conflictos, gestión, mediación y dinamización de grupos. Pero su inquietud vital le llevó a probar nuevas experiencias en el terreno político. ¿Por qué lo hizo? «En casa siempre hemos vivido la política activamente. Personalmente, tras 17 años en el sector privado, decidí dar el salto a la primera línea de la actividad municipal». Y bien pronto fue elegida como concejala del Consistorio. Fue en 2015 cuando compaginó su trabajo en el Agirre Lehendakari Center For Social and Political Studies con sus tareas de edil de Comunicación, Participación y Transparencia en el Ayuntamiento de su localidad.
Siempre amable y correcta, las mugas se diluyen en Agirre. Se difuminan hasta tal punto que parece afectar a sus hobbys. Tiene amplitud de miras y procura no encerrarse. De ahí que resulte complicado ponerle etiquetas, encasillarle. Máxime cuando se muestra casi hermética en lo que a su vida privada respecta. No le gusta que trascienda al exterior lo que hay de puertas para adentro. Hay que mirar a su dedicación laboral inicial, antes de meterse en política, para establecer paralelismos. Así que no hay que olvidar que fue mediadora. Y mediar obliga a ponerse en la piel de las dos partes para buscar el común denominador en el que consigan un acuerdo. Requiere medir lo que se dice y decir lo justo. Ese ha sido su trabajo en la esfera laboral y parece que tiene también su reflejo en su vida priva.
Entre las aficiones preferentes de esta mujer -casada y con dos hijas adolescentes de 17 y 13 años de edad-, figuran las de viajar, la gastronomía, la música, el deporte y también la lectura. No tiene preferencias literarias definidas. «'Un Caballero en Moscú', de Amor Towles, ha sido el último libro que he leído. Y me ha encantado», reconoce.
Sus gustos musicales son también heterogéneos. Entre otros géneros preferentes, se cuela el jazz. Precisamente, en la localidad costera se organiza uno de los tres grandes festivales de Euskadi de este estilo. Ahí sí que prefiere el directo que recurrir a escuchar un vinilo. La música es mejor en distancias cortas. Si puede, admite, «acude a los conciertos» tanto los del certamen de su localidad como a los prestigiosos de Vitoria y Donosti. Pero el abanico de estilos que le agradan es enorme. Confiesa que lo último que ha escuchado han sido los álbumes 'Ultra', de Depeche Mode, y 'Crossroads', de la cantautora norteamericana Tracy Chapman.
También le motiva la cocina, tanto entre fogones como de comensal. Dicen de ella que es «agradecida». Y ahí le pasa algo parecido porque no se restringe exclusivamente a la cocina tradicional vasca. Procura estar al día, informada, saber de las nuevas tendencias y también guardar las tradiciones. Ella admite que le va «la gastronomía en general». Lo último que ha comido ha sido un «rape al curry».
Agirre es discreta hasta en el vestir. Sin colores «llamativos, sin estridencias, siempre correcta». La sonrisa es siempre su tarjeta de visita, en la vida pública y en la privada. Hasta su tono de voz es bajo y amable. No le gusta llamar la atención aunque su dedicación a la política requiera estar bajo los focos y funcionando en redes sociales. Lo suyo es la «discreción perpetua y el respeto».
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