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Por solo diecisiete votos, un puñado de papeletas, se resolvió anoche la Alcaldía de Salvatierra-Agurain, la cuarta localidad de Álava. Después de un agónico recuento, la retiene el PNV, que pierde al histórico Iñaki Beraza por jubilación, y entrega el bastón a Ernesto ... Sainz, hasta ahora teniente de alcalde, un abogado de 51 años que ejerce de director de Política Familiar y Diversidad en el Gobierno vasco. EHBildu se quedó a nada de arrebatar el poder a los jeltzales, cuyo primer gran desafío fue presentar un candidato que atrajera a su electorado y de alguna manera hiciera olvidar a Beraza. Después de todo, y a la espera de confirmación por la Junta Electoral, siete escaños son para el PNV y seis, para EHBildu, después de elevarse a trece las concejalías al superar la localidad los 5.000 habitantes.
En la capital de la Llanada Alavesa, como se confirma una vez más, solo hay sitio para dos en las urnas. Mientras que el Partido Nacionalista Vasco se dejó ayer 246 votos por el camino respecto a los comicios municipales de 2015 –se paró en 1.088–, la formación abertzale ganó 87, pero no le dio para alcanzar a su oponente (1.071). En términos porcentuales la cosa acabó en 45,62% contra 44,91%, en un pañuelo. Esta vez, la convocatoria llamó la atención de muchos menos vecinos. La abstención se fue al 35%, casi cinco puntos por encima de la anterior cita.
Con la ventaja de un edil y mayoría absoluta, el PNV tendrá una legislatura cómoda para desarrollar su programa. Sainz hereda de Beraza una Salvatierra en crecimiento poblacional e industrial. Una cosa lleva a la otra o viceversa, pero se concreta con datos. La localidad se acerca a los 5.300 habitantes, el mayor censo de su historia, y el paro, otro indicativo reseñable, se encuentra en mínimos, el 11%. Es un núcleo rejuvenecido y su tasa de inmigración ronda el 12%. La promoción de viviendas y la ocupación laboral han ido de la mano.
Pero aun así tiene retos. Sus cuentas caminan hacia la liquidación de la deuda. Tal vez el plan más ambicioso pasa por regenerar el solar de Curtidos de Salvatierra, para lo que se contempla la construcción de sesenta viviendas y un parque fluvial. El buen uso del agua preocupa en la localidad. De ahí el proyecto para levantar una depuradora que jubile la vieja y sea capaz de absorber y tratar los residuos de vecinos y empresas. El trazado del TAV, que discurriría por la Llanada, también ocupa la atención y muchas quejas.
Sainz ocupará el sillón que deja vacante Beraza, que abandona el Ayuntamiento después de 32 años, veintiocho de alcalde, de 1987 a 2011 y de 2015 hasta ayer. Entre ambos gestionó Maider García de Vicuña (EH Bildu). En total ha permanecido ocho legislaturas, lo que para mucho es comparable al poso que dejó Cuerda en Vitoria. Algo en común tienen. A lo largo de los años, Beraza se impuso en los distintos comicios a los que se presentó con diversas siglas, desde EA al PNV pasando por una agrupación local.
Desde las primeras elecciones municipales democráticas, en 1979, Agurain siempre ha estado gobernado por fuerzas nacionalistas. En su día se distinguió por ser una de las pocas localidades del País Vasco que tuvo en el estreno una alcaldesa, María Luisa Murguiondo, cercana a HB. Después de dos mandatos, accedió Beraza. Sainz se convierte en el cuarto alcalde de la democracia en Agurain.
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