Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
En Vitoria se juega la partida más reñida de las elecciones locales en Euskadi. Los 189.057 vitorianos que están llamados a votar en los undécimos comicios municipales de la democracia elegirán hoy a sus 27 representantes en una ciudad cada vez más ... plural abonada a los gobiernos en minoría. El resultado puede depender de un puñado de votos porque hasta cuatro candidatos se ven con opciones de ocupar el sillón municipal. La carrera está abierta con unos 72.000 indecisos y las últimas encuestas que dicen que EH Bildu, PNV y PP, por ese orden, se jugarán el bastón de mando. El cuarto en liza es el PSE, que en el arranque de campaña el CIS le daba cierta ventaja. Si los pronósticos se cumplen, la segunda y definitiva partida se jugará en los despachos para pactar la investidura y una complicada mayoría estable.
La campaña ha resultado anodina, centrada en no cometer errores, pero ha incluido interesantes cruces dialécticos. Movimientos como los del PNV y EH Bildu, que han recrudecido su pugna. Gorka Urtaran se ha esforzado en ofrecerse como garantía de estabilidad frente al «riesgo que representa» Miren Larrion. El jeltzale ha presionado a quien considera su principal adversaria recordándole su rechazo al TAV y el «fracaso» de los gobiernos independentistas en Gipuzkoa y Donostia. El PNV también ha intentado neutralizar a la izquierda abertzale al reducir la confrontacióna dos: «Es o nosotros o el PP».
La portavoz de EH Bildu, por su parte, ha recalcado que está «lista para gobernar» y recordado a Urtaran que ya quedó por delante de él hace cuatro años, aunque apoyó su investidura para derribar al popular Javier Maroto. Pero después el PNV «incumplió» su promesa de cambio y Vitoria «se quedó atrás». Larrion ha recordado al PP que la coalición le quitó la Alcaldía en 2015, y el escaño en el Congreso en las generales del 28-A. «No hay dos sin tres», ha avisado.
Diferencias
El PP también se ha revuelto contra Urtaran. Leticia Comerón se ha enzarzado en varias ocasiones con el líder jeltzale y le ha pedido sin éxito un cara a cara. La edil ha sido la única candidata que se ha comprometido a respetar la lista más votada, sin líneas rojas. Si bien, en la recta final de la campaña, Iñaki Oyarzábal, presidente del PP alavés y candidato a la Diputación, ha matizado que no facilitarán la llegada de EH Bildu al sillón municipal. Tampoco la de Urtaran. De cualquier modo, Comerón ha orillado siglas y articulado su campaña situando a «Vitoria primero». Ayer mismo, 'juró' en la plaza del Machete que se «dejará la pie para recuperar la identidad de Vitoria». El viernes, Mariano Rajoy le apoyó en su último mitín apelando a la «moderación».
La candidata socialista Maider Etxebarria tampoco ha pasado desapercibida. Ha marcado distancias con Urtaran, a quien ha criticado por su «falta de ambición» a pesar de que los socialistas han gobernado con él esta legislatura. También ha arremetido contra la izquierda abertzale. «Cada vez que miro a Larrion no puedo olvidar que cada vez que ETA mataba, encontraba a mi madre llorando en la cocina», afirmó el primer día de campaña.
Elkarrekin Podemos, que también estrena líder, ha evitado la refriega. Quizá porque el cineasta Fernándo López Castillo sabe que sus ediles pueden ser determinantes para inclinar la balanza. Como los de Ciudadanos o VOX, en el caso de que consigan entrar en la Corporación.
Si el PNV logra su primera 'pole' en Vitoria desde 1995 -entonces con José Ángel Cuerda- volverá a gobernar con el PSE. Larrion ya dijo la semana pasada que no se presentará a la investidura si no consigue más votos que Urtaran, a lo que hay que sumar que el PP quiere respetar la primera fuerza.
En un puño
El triunfo de EH Bildu abriría las opciones en el tablero. Larrion podría sentarse en el primer sillón consistorial, pero también podría sufrir la misma jugada que protagonizó en 2015, cuando apoyó al aspirante jeltzale para impedir que el ganador, Javier Maroto, siguiera en el poder. Como sucedió entonces, la fuerza más votada puede ser desbancada si hay una candidatura alternativa con 14 apoyos, la mayoría absoluta del pleno. Urtaran podría retener la makila si le dieran los números con el PSE y Podemos. Tampoco se descarta que el PP entre en juego para amargarle la victoria a EH Bildu.
Si Comerón vence también podría quedarse sin makila si el resto de partidos se unen contra la candidatura popular como en 2015, si bien es cierto que la sucesora de Maroto ha marcado perfil propio con un mensaje incisivo pero nada crispado.
Cualquiera sabe que, como en el ajedrez, en las campañas electorales entra en juego la astucia, la estrategia y, mucho más que la lógica, la capacidad de resistencia del candidato. Todo para hacer jaque mate al rival. EL CORREO invitó hace unos días a los cinco candidatos a la Alcaldía de los principales partidos a una partidita en el tablero de hechuras ciclópeas en la plaza 3 de Marzo. Llegaron con las jugadas bien aprendidas de casa y con cada movimiento calculado por sus estrategas en la sede del partido. En la foto, todos quedaron en tablas.
A la hora acordada, a los aspirantes se les explican las reglas del juego. Tienen que elegir color y figura. Y la primera es Miren Larrion. «Yo reina negra», sostiene. «Pues yo, claro está, reina blanca», abunda, acto seguido, Leticia Comerón, que toma la pieza entre sus manos «porque es la que puede hacer todos los movimientos y en todas las direcciones». ¡Pues qué monárquico todo!, ¿no? «Nooooo, en absoluto. Yo cuando pienso en la reina negra, pienso en la de Alicia en el país de las maravillas», se justifica la dirigente de la coalición abertzale.
La socialista Maider Etxebarria lo tiene claro y se decanta por el caballo, «que tiene los movimientos más ágiles», explica la aspirante, que es la única que acaba decantándose por las blancas, el mismo color por el que ha optado la candidata del PP. Va a ser que el juego tiene muchísima más enjundia de la que cabría esperar.
No menos simbólica resultó la elección del candidato de Elkarrekin Podemos, Fernando López Castillo, que optó por el peón. «Y no por obligación, sino que porque yo me siento al lado de los peones», aseguró el cineasta, que un poco más y, en lugar de ponerse a moverse en el damero, se lanza a soltar una oda al proletariado. «Vaya, yo también quería ser reina», lamenta el jeltzale Urtaran, cuando repara en que sus contrincantes le han dejado sin ficha. Es lo que tiene llegar unos minutos tarde al reparto. Al final, el peneuvista se acaba decantando por la torre negra, «porque la torre es un símbolo de Vitoria». Bien jugado, pero no deja de ser revelador que aquí, en Vitoria, nadie quiera ser el rey.
Los respectivos asesores de prensa de los candidatos siguieron la divertida partida de cerca y no dudaron en expresar en voz alta sus tribulaciones. Que si el mío está de perfil y el resto de frente. Que si la otra está cinco centímetros más al centro que el resto. Que si... Y, mientras, los candidatos más que a sesudos Kasparov de la cosa municipal, recordaban a contrincantes que se tomaban el asunto con divertida deportividad. Agradecieron que, por un momento, sus rivalidades quedaran reducidas a un tablero.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.