La tómbola Antojitos
Se non e vero... Todo el mundo quiere un plan. Todos los que ya tienen uno quieren otro mejor. ·
Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Se non e vero... Todo el mundo quiere un plan. Todos los que ya tienen uno quieren otro mejor. ·
Todo el mundo quiere un plan. Todos los que ya tienen uno quieren otro mejor. Y todos los que carecen de él se conformarían con uno, aunque fuera mediocre. Si disponemos de un trabajo, añoramos el tiempo libre. Si no trabajamos, maldecimos nuestra suerte y ... la ausencia de oportunidades. Si no tenemos vivienda, somos los desheredados de la tierra. Y si la tenemos, somos los estrangulados por el Euribor.
Por eso las campañas electorales vienen a ser como la tómbola Antojitos de las barracas, en la que te toque lo que te toque siempre sales perdiendo; porque ciertamente pagas por ilusión. Y, aun siendo plenamente consciente de ello, sigues y sigues comprando boletos hasta que te toca ese peluche descomunal que odiarás a partir del día siguiente, cada vez que te tropieces con él en casa. Porque pese a todo -te dices-, qué sería del recinto ferial bajo el Monte de la Tortilla sin esa tómbola ensordecedora y sin el tipo del micro balbuceando ripios. Y qué sería de una campaña electoral sin globos y bolígrafos y furgonetas dando la matraca por nuestras calles.
Estamos en elecciones municipales y nos encontramos por tanto en el ámbito de la política micro; y no se desaprovecha una ocurrencia, por idea de bombero que parezca. Que todo resulta disponible para completar textos y discursos, lo mismo que cuando el matarife observa el trotecillo de un gorrino y reconoce que todo en él es aprovechable.
Es tiempo de ofertas, de presentación de planes, de folletos ofertorios. Yo, respetuosamente, sólo les recomendaría desechar todos los compendios de propuestas que contengan números redondos, del tipo 'diez medidas', '50 aportaciones'. Y por supuesto de todos los planes que pasen de cien ítems, hechos para abrumar y no para ser leídos.
A tenor de las propuestas que escuchamos cada día a los postulantes, en los próximos comicios nos jugamos zonas peatonales, barquichuelas en el Zadorra, turismo a cascoporro, festivales esféricos y elípticos de toda índole, stands en Fitur y todo un rosario de propuestas que los becarios de los diferentes partidos han ido pergeñando para amadrinar sus candidaturas. Si lo observan con curiosidad y honestidad, verán que en este trance cada cual hace lo que se espera de él.
Ahora bien, sabiendo que en esta ocasión nadie alcanzará la mayoría, ni en Álava ni en Vitoria, la pregunta relevante no es tanto quién quedará primero, como cuál será la candidatura capaz de sumar en torno a su proyecto más ediles en el Pleno, y quién aunará más procuradores en Juntas Generales en torno a un diputado general.
No se trata tanto de quién subirá a lo alto del cajón -que también importa, ¡cómo no!-, como de quién será capaz de pegar, de coser, de remendar y amalgamar más apoyos en torno a la propuesta que resulte más ilusionante y aúne más voluntades.
No hay más que echar un vistazo atrás para ver cómo se puede morir de éxito, recordando a un extinto alcalde reclamando el bastón de mando tras su victoria pírrica. Porque como es bien sabido en la vida y en la política, hasta el rabo, todo es toro.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.