En la Castilla del PP y Vox donde ganó Bildu

Fue en aquellas autonómicas de 2022 en las que los de Arganzón (por cierto, el verdadero hogar de Celedón) y los de Condado de Treviño volvieron a demostrar su profunda desafección con la lejana autoridad de Valladolid. La abstención frisó el 60% en el primer pueblo y pasó del 64% en el segundo. En ambos municipios se impuso el PSOE, sí, pero en Condado de Treviño el Partido Popular le pisó los talones al PSOE con un estrechísimo margen de diez papeletas (111 los socialistas y 101 los populares). Y, ojo, que Vox sumó 71 apoyos en los dos pueblos: 51 en Condado (13,18%) y 20 en Arganzón (13,07%).

Al día siguiente, tras conocer esos resultados, en el bar Ansotegui, a la hora del café, entre cuchicheos, se jugaba al quién es quién para tratar de dar con esas dos decenas de votantes del partido de Abascal. No resultaba tan sencillo como buscar gente con pulseritas con la bandera de España. «Aunque les pique a algunos, los que votan a Vox aquí no son los fachas que pintan, hay mucha gente que les dio el voto por su apoyo a la caza», cuenta un agricultor que prefiere no aparecer con su nombre.

Es verdad que han quedado muy atrás los tiempos en los que familias enteras partieron peras por sus distintas posturas ante la anexión a Euskadi. Es cierto que ya casi nadie se acuerda de aquellas huelgas de hambre, de aquella consulta para un referéndum (como el procés) que se organizó en el 98, de esas manifestaciones que se convocaban casi a diario. Pero el asunto sigue levantando suspicacias porque aquí conviven, pared con pared, adosado con adosado, sensibilidades muy distintas y enfrentamientos enquistados.

Los distintos Gobiernos municipales han logrado mejorar los servicios que tanto Álava como Burgos prestan aquí, han conseguido que se mejoren los convenios sanitarios, de recogida de residuos, pegando, cachito a cachito, la convivencia con el pegamento de las pequeñas cosas... hasta que llegó la pandemia. Uno de los efectos secundarios más extraños que se observaron por la pandemia tuvo que ver con la inflamación de las ansias anexionistas. Si las normas sanitarias nos condicionaron a todos, aquí adquirieron tintes kafkianas: durante el estado de alarma no sabían a quién hacer caso, a qué normas atenerse.

Ante este panorama, está por ver cuál de las cinco candidaturas que concurren en Arganzón y las ocho en el Condado (con hasta tres plataformas independientes) se llevan aquí el gato al agua... mientras muchos todavía se siguen preguntando quién votó a Vox y si volverán a hacerlo ahora.