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Es cierto que en España, y por extensión en Euskadi, vivimos en una democracia imperfecta. Ninguna es inmaculada. Pero la nuestra está construida sobre el ... consenso y el sufrimiento y ha traído a nuestro país la mayor época de paz y prosperidad de los últimos siglos. Y esta situación es infinitamente más frágil de lo que pensamos.
Tú te llamas Eñaut. Naciste en 2004. Es la primera vez que vas a votar. Quizás creas que para qué. Que nada va a cambiar y que tu vida seguirá más o menos igual. Siéntate porque te voy a contar una historia. Y te hago 'spoiler', va a merecer la pena.
José es un señor mayor, nacido en 1937 en una familia humilde. Asomó por este mundo cuando el olor a pólvora de la guerra era casi tan fuerte como el hambre que se sufría en las calles. José nació en plena Guerra Civil. Vio cómo encarcelaban a su padre por su ideología. Vivió las penurias de la posguerra cuando no llegó la paz, sino la victoria de los franquistas. Como muchos de su generación, nunca dejó de leer y absorber todo cuanto caía en sus manos y de inculcar a sus hijos el gusto por viajar, descubrir nuevas formas de vida y respetar a todo el mundo, fuese como fuese y pensase como pensase. Ahora parece muy normal, pero en su época no lo era tanto.
Desde joven tuvo inquietudes políticas. Por ser hoy el día que es, me voy a ahorrar de qué pie cojeó y sigue cojeando a los 86 años. Pero solo te diré que, a pesar de lo que ha visto y vivido, para él es más importante ser demócrata que tener una ideología. El bien común por encima del interés personal. Y eso que, como tantos emprendedores, padeció la sinrazón del terrorismo etarra en forma de carta. Quedan pocas personas como él porque hace tiempo que dejamos de ser una sociedad política para ser un club de hinchas de quienes opinan como nosotros y actuar como 'hooligans' contra quienes tienen otras ideas. Hace demasiado tiempo que primamos lo individual frente al colectivo.
Eñaut, a tus 18 años sé que esta historia puede parecerte inocua y que no tiene nada que ver con el día de las elecciones. Pero te invito a seguir.
Carmen nació en la calle Aldabe. En 1940. Fue la menor de cuatro hermanos. Eso le marcó la vida, pero no por ser la menor, sino por ser la única chica. No tuvo derecho a estudiar. Ni siquiera aspiraba a ello porque asumió y le grabaron a fuego desde que nació que su destino era la cocina. Tal cual. Carmen tuvo cinco hijos. Carmen trabajó en la tienda de su padre como dependienta hasta que fue madre. Incluso algún tiempo más. Luego, fue dependienta en la tienda de su marido. Y madre. Y esposa. Era su destino. Innegociable.
Afortunadamente, siempre tuvo inquietudes y se aficionó a leer. Eso le ha dado una cultura y una visión adelantadas a su tiempo. Ha soportado carros y carretas. Épocas de penurias económicas y episodios difíciles. Vivió esa carta de la que te hablaba antes desde la soledad y el pánico de ver cómo su marido se iba de casa y la dejaba con cinco hijos sin saber si él iba a volver, o una bomba o una bala cobarde lo iban a matar. Con la fuerza de la democracia, acabaron -acabamos- con esa lacra llamada terrorismo.
Yo era un renacuajo, pero todavía recuerdo cuando en 1978 se prepararon con sus mejores galas para votar el referéndum de la Constitución. Mi madre, Carmen, y mi padre, José, se comieron 40 años de dictadura. Después, otros 40 de terrorismo. Podrá parecerte un cuento de 'viejuno', pero eso pasó, como quien dice, antes de ayer. Gracias a ellos, nuestro país es hoy lo que es. Imperfecto, pero libre. Con fallos, muchos. Pero demócrata.
Desde que hay democracia, se ha aprobado el divorcio, el aborto, se ha reconocido los derechos de los gays, se han dado pasos en pos de la igualdad de mujeres y hombres. Se han creado las autonomías, ahondado en la sanidad y la educación públicas, entrado en la Unión Europea. Es verdad que se han hecho cosas mal. Desde el terrorismo de Estado a la corrupción. Pero, a pesar de ello, merece la pena.
Piensa en aquella España de 1978 que has visto en los documentales. Ni siquiera existía políticamente el País Vasco. Y ahora analiza en lo que hemos cambiado. Ha sido gracias a todos los José y todas las Carmen. A que vivimos en democracia. Y hay que cuidar y alimentar la democracia porque es muy frágil. Y la mejor forma es tu voto.
Estas batallitas de viejo construyeron el suelo a partir del que tendrás que hacer tu vida, que es lo que realmente te importa. Ni puedes ni debes vivir de estas historias, por supuesto que no, pero esta democracia, que das por robusta, puede desplomarse con mucha más facilidad de la que crees. Si no te gusta cómo funcionan las cosas, hoy es el día de proponer otros modelos. Ve y vota. A quien quieras. Pero hazlo. Yo lo hago desde 1992. Porque se lo debo a José y Carmen. Y a ti. Y a todos. A votar para tener una ciudad y una provincia mejores.
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