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Hubo un tiempo en que los candidatos se vanagloriaban de estar en la calle, de ser cercanos a los vecinos, se peleaban por ser más vistos que su adversario, los más modernos y digitales... Ahora es sólo una premisa básica en su maratón particular. Si ... algo ha dejado claro la campaña que anoche echó el cierre es que la carrera más disputada que se recuerda por la Alcaldía de Vitoria ha movilizado y acercado más que nunca a las candidatas. La apretada lucha por convertirse en la primera regidora ha llevado a las cabezas de lista a rozar la ubicuidad en las plataformas y soportes y a una lucha por los barrios, con independencia del color del que se tiñeron en los anteriores comicios.
La movilización por el voto indeciso (se situaría en torno al 20%) se ha convertido en el gran objetivo de una pugna que, según el sondeo de Ikerfel para EL CORREO, está en un máximo 3.900 votos. Es la distancia que separaría al PNV, que partiría en cabeza, con el PP, que firmaría una recuperación parcial respecto al 2019. Las cuatro principales formaciones estarían en un apretado empate a seis concejales, mientras que Elkarrekin Podemos se quedaría con tres.
Con el aliento de los perseguidores tan cerca, las formaciones elevaron sus apuestas en Vitoria. Lo hicieron con algunas de sus grandes figuras en el arranque de campaña (Urkullu en el PNV, Zapatero en el PSE, Otegi en Bildu y Feijóo en el PP) pero también a menor escala.
No hubo acto en el que el presidente del Araba Buru Batzar, José Antonio Suso, no acompañara a su candidata, Beatriz Artolazabal. De hecho, el presidente del PNV alavés acudió a la presentación de la construcción de 2.000 VPO de alquiler en una de esas bicicletas que llevan como remolque un altavoz con las propuestas jeltzales y un cartel con la cabeza de lista. El gesto de Suso podría interpretarse como un mensaje de que la apuesta por la exconsejera es una cuestión casi personal. Esa búsqueda del voto micro también se dejó ver en el deseo de Artolazabal de convertirse en la «alcaldesa de los barrios» en Sansomendi.
El PSE, que contó con la presencia de Pedro Sánchez, se ha desmarcado del legado de Gorka Urtaran, hasta el punto de que Maider Etxebarria sólo contempla las opciones de «la heredera de Urtaran» (Artolazabal) y su plancha, algo similar a lo que intentó de forma más directa el PNV con un cara a cara con la izquierda abertzale. La socialista defiende su gestión en políticas sociales, turismo, empleo y juventud, mientras que introduce «mejoras» en iluminación, seguridad y la rapidez en las licencias, entre otras apuestas. Además, la actual teniente de alcalde se comprometió a impulsar la renovación de San Antonio y la reforma de varias calles de Lakua.
El PP por su lado, centró su carrera en el «caos» del tráfico, para el que propone eliminar la prioridad del BEI y soterrar América Latina, la seguridad de las calles y el fomento de la actividad económica y del centro. Pero también apuesta por crear un parque del cine como el de Málaga, mientras que EH Bildu ha fijado sus objetivos en la reconversión de Betoño como polo de innovación industrial y médica, crear un parque municipal de vivienda para los jóvenes y el soterramiento del tren en Salburua.
Pero la campaña, que arrancó con las propuestas de los diferentes partidos como bloques estancos, terminó por mezclar los colores de todas las formaciones en una escalada de tensión que concluyó ayer. Primero, con la inclusión de 44 exeterras en las listas municipales y forales de EH Bildu. A nivel municipal, las formaciones apenas entraron a valorar las iniciativas locales del resto. Pero eso fue sólo en los primeros días. Todo terminó por someterse a la arena de los debates. En el que organizó EL CORREO, las candidatas se enredaron sobre todo en la movilidad, donde coinciden en ordenar la normativa de bicis y patinetes, y la vivienda.
La construcción de una circunvalación en el Sur que planteó el PNV, agitó al PSE y al PP, que respondieron de forma airada, mientras que la propuesta de eliminar un carril al BEI para dárselo a los coches encendió a los conservadores, que convirtieron el bus eléctrico en su principal caballo de batalla. Sin embargo, en la víspera de la jornada de reflexión surgió un último elemento que elevó la tensión cuando todo parecía abocado a las urnas. Artolazabal no quiso negarse a que Gardélegui reciba amianto en la entrevista de este periódico, lo que despertó las críticas del resto de candidatas en el debate que organizó la Cadena Ser.
En el aspecto ambiental también incidieron las cinco principales candidatas, con visiones diferentes sobre la posición de «vanguardia» de Vitoria, que según Garbiñe Ruiz (Elkarrekin Podemos) ha perdido la capital alavesa. Artolazabal plantea un anillo azul en el Zadorra, con deportes acuáticos, espacios gastronómicos, exposiciones al aire libre y un parque de aventura.
Los candidatos a diputado general han resultado los más fieles escuderos de sus compañeras municipales en los últimos días de campaña. Los actos conjuntos han sido la tónica dominante en la búsqueda de que los ciudadanos introduzcan la misma papeleta en las dos urnas. Y es que partidos como el PNV tradicionalmente perciben que en el caso de Vitoria les vota más gente a las Juntas Generales que al Ayuntamiento, un 'decalaje' que ronda el 5%. No son los únicos. Los resultados de 2015 evidenciaban que muchos de los que apoyaron a Javier Maroto habían elegido una papeleta de 'color' diferente en el ámbito foral.
Los focos se centraron durante la primera semana en los aspirantes a ocupar el despacho central de la Casa Palacio de la Provincia y en la segunda ya han podido respirar un poco más, aunque con al menos un mitin o intervención por día. Más aún después de conocer las últimas encuestas que dejan un escenario totalmente abierto en el Consistorio vitoriano y, por el contrario, parece casi decidido en el caso del territorio histórico. Un factor que ninguno quiere que se traduzca en una posible desmovilización.
La campaña foral no ha destacado por la oferta de grandes proyectos tangibles. Se ha centrado más en propuestas o declaraciones de intenciones sobre asuntos que, además, competen a otras instituciones. Ahí han aparecido la ampliación de la factoría de Mercedes, el tren de alta velocidad (TAV) o el impulso de las renovables. Todas estas son cuestiones que, eso sí, no podrían salir adelante sin el apoyo de la Diputación.
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