Esperanza: mayoría estable
Politólogo y Directivo de Tactio ·
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Dicen que antes del debate electoral decisivo en su primer proceso de elección presidencial, el equipo de Bill Clinton difundió su preocupación ante el cansancio y el proceso gripal que atravesaba el candidato. La expectativa de los demócratas ante el debate fue a la baja, ... al tiempo que la de su contrincante se creció. Llegó el día. Hubiera estado o no enfermo y cansado, Clinton apareció con un aspecto magnífico y lo hizo muy bien. No excelente. Muy bien. Pero la expectativa era tan moderada, que la victoria post-debate se vivió con euforia.
No han transmitido euforia los socialistas tras los resultados obtenidos en la capital de Euskadi y en Álava. Pero podrían haberla transmitido, dado que fue la sorpresa de la noche a nivel de Euskadi: la expectativa estaba tan baja, que la importante subida del PSE-EE, ha parecido aún mayor. La democracia. Hasta que no se abren las urnas…
Justo al contrario le ha ocurrido a EH Bildu. Ha puesto la expectativa tan alta en la campaña que, además de 'asustar' a algunos sectores (especialmente en Vitoria-Gasteiz) ha convertido un muy buen resultado en un fracaso en toda regla. Hemos vivido otros ejemplos similares en la política alavesa en los últimos años. Y seguro que veremos más en el futuro. En la política, como en cualquier otro aspecto de la vida, la (buena) gestión de las expectativas es una de las claves del éxito.
Dejo las expectativas, para hablar de esperanza. Hay una buena parte de la ciudadanía alavesa y vitoriana que siente desafección hacia la política, que está harta de las trifulcas de vuelo corto, que reclama un proyecto de mayoría. Coincido con ese pensamiento. En nuestro contexto, hace falta un gobierno fuerte, de mayoría absoluta, que comparta un proyecto de medio y largo plazo, y no que sencillamente reparta áreas de gestión. Compartir y no repartir, esa es la clave.
Y es que hemos probado casi de todo, pero llevamos 20 años sin probar la estabilidad, particularmente en la capital, donde llevamos dos décadas siendo gobernados por 9 concejales de los 27 que tiene el pleno. Los otros 18 han hecho oposición. En muchas ocasiones, responsable, pero oposición al fin y al cabo. Y esto, además de ralentizar todo tipo de decisiones de gestión, ha provocado que hayamos perdido muchas oportunidades de avance y desarrollo en nuestra ciudad. Hemos estado más entretenidos en debates menores que en la definición compartida de un proyecto de ciudad. Y esto se tiene que terminar. Si no, seguiremos perdiendo trenes.
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