Los alaveses deciden hoy quién se encargará de gestionar su futuro. 253.326 ciudadanos tienen en su mano elegir a las 482 personas que les representarán en las Juntas Generales y sus 51 ayuntamientos, las instituciones que precisamente tomarán las decisiones más directas sobre sus ... vidas. Con la papeleta sepia elegirán quién gobierna la Diputación, que es la responsable de la recaudación de impuestos, el mantenimiento de las carreteras y la gestión de las residencias de mayores. En el sobre blanco meterán la lista de quién prefieren para los 431 puestos de concejal, que serán los encargados de gestionar temas básicos como la seguridad, los servicios sociales, la limpieza...
La pugna más intensa se prevé en la capital, donde hasta cuatro candidatas parten con opciones para ser la primera alcaldesa en la historia de Vitoria. Las encuestas reducen a tan sólo unos 3.000 votos el margen entre Beatriz Artolazabal (PNV), Maider Etxebarria (PSE), Rocío Vitero (EH Bildu) y Ainhoa Domaica (PP) para sustituir al saliente Gorka Urtaran. Y eso que están llamados a las urnas 190.352 censados en la capital alavesa y 1.200 extranjeros que tienen derecho a votar en las locales -que no en las forales- por su estatus de ciudadanos comunitarios. Parece que las diferencias serán mínimas. Además de estas cuatro opciones sobre las mesas de los 36 colegios de la capital habrá otras siete alternativas, donde sobre todo destaca Elkarrekin Podemos -cuya cabeza de lista es Garbiñe Ruiz- y que podría ser determinante para sumar mayorías en el siguiente Pleno.
Por ese previsible margen de sufragios tan estrecho, los partidos se han esforzado en los últimos días en polarizar la campaña y recordar a los electores que cada sufragio cuenta para inclinar la balanza hacia un extremo. Los últimos sondeos indican que la abstención será ligeramente inferior al 30%, es decir, siete puntos menos que en los últimos comicios.
Más allá del Anillo Verde tampoco faltará emoción. En decenas de municipios de la provincia habrá un duro cara a cara entre el PNV y EH Bildu. En Llodio, Amurrio, Artziniega, Legutio, Zigoitia o Zuia habrá pugna entre ambos partidos, pero seguramente Salvatierra será el caso más extremo. Allí, los comicios de hace cuatro años se decidieron por un estrechísimo margen de 17 votos a favor de los jeltzales. Hasta la fecha, los nacionalistas gobiernan en 31 consistorios y los abertzales, en diez.
En Laguardia y Labastida, el enfrentamiento podría ser entre el PP y el PNV. En ambos consistorios riojanoalaveses ganaron los conservadores hace cuatro años, pero los pactos posteriores auparon a los nacionalistas y ahora habrá que comprobar si consiguen transformarlos en número de sufragios. Precisamente, los populares esperan mantener el poder en los pequeños municipios de Navaridas y Baños de Ebro.
El PSE, por su parte, también tiene por delante el duro desafío de mantener su único feudo en Álava: Iruña de Oca. En Berantevilla y Zambrana está claro que gobernará un partido distinto al actual, ya que los independientes que ostentan ambas alcaldías -con Mario Perea y Aitor Abecia al frente- no se volverán a presentar ante la llamativa falta de relevos en esta esfera de la política.
'Cajón de sastre'
Para ser absolutamente estrictos, los ciudadanos no designan al diputado o diputada general sino que eso será la decisión de los 51 junteros. 39 procuradores se elegirán por parte de los habitantes de la circunscripción de Vitoria, cinco corresponderán a la comarca de Ayala y los siete restantes a Tierras Esparsas, ese 'cajón de sastre' que conforman las otras cinco cuadrillas alavesas y que las fuerzas nacionalistas seguramente intentarán desgajar en los próximos años para que cada una tenga sus representantes.
Todas las encuestas certifican que Ramiro González (PNV) parte como gran favorito para repetir por tercera vez como máximo dirigente foral, de manera que tiene en su mano superar a Ramón Rabanera, que gobernó entre 1999 y 2007. Pero nadie quiere echar las campanas al vuelo por el tradicional decalaje que existe entre el voto foral y municipal -la formación suele recibir más apoyos en las elecciones a Juntas- y temen que se traduzca en menos papeletas globales. Por eso, Eva López de Arroyabe aguarda esa oportunidad para que EH Bildu gane apoyos, ya que en la zona rural ha ganado adeptos en las últimas décadas.
A partir de las 20.00 horas, cuando cierran los colegios, se podrá comprobar qué resultados saca cada cual tras esta campaña continua que, en muchos casos, arrancó tras la resaca de los resultados de 2019. El escrutinio demostrará hasta qué punto han sido capaces de movilizar al personal con el magnetismo de sus propuestas y la personalidad de sus candidatos.
Confidencias entre aves y lirios
El marco era incomparable. La laguna de Betoño en todo su esplendor, con decenas de ánades, porrones moñudos y fochas retozando entre los lirios amarillos y las torres de Salburua al fondo. La ciudad verde y la más joven. Y las candidatas, las cinco, metiendo sus pies en la orilla. Un juego de luz y de reflejos. Mojándose por Vitoria. Pero la idea no cuajó. Llovía, hacía frío, algunas no habían comido, otras tenían que irse corriendo a otra cosa mariposa y las asesoras tampoco estaban por la labor de ver a sus alcaldesas tratar de sonreír sobre lo que a su juicio no era más que fango. Pero, oiga, del bueno, del de Red Natura 2000. Canelita en rama.
Así que la tradicional foto conjunta que más pronto o más temprano abre la portada de este periódico -esta vez el día en que ustedes lectores van a decantarse (o no) por una de ellas en las urnas- se hizo tras un posado clásico. Sin riesgos. ¿Será así también la legislatura? Las candidatas llegaron puntuales a la cita, todas en zapatillas deportivas, como para dar un paseo por el que es uno de los rincones favoritos de los ciudadanos a los que van a representar en estos cuatro años. Garbiñe Ruiz, de Elkarrekin Podemos, ofreció anacardos por si a alguna de sus compañeras le rugían demasiado las tripas y Maider Etxebarria añadió chocolate al hamaiketako. Rehusaron simpáticas los ofrecimientos.
La campaña justo había arrancado y aún no se habían enfrentado a todos esos debates a cara de perro -perro sonriente- tan abundantes por estos lares. Había buen rollo e hicieron comentarios sobre lo complicado de conciliar en estos fragores de la batalla electoral, de cumplir con la tradición de comer con los padres los domingos, de hacer deporte, de leer otra cosa que no sean los ataques de la adversaria en el mitin de la víspera...
Allí en la balsa de Betoño, entre chopos, robles y charas y con el 'skyline' de la ciudad al fondo, aceptaron de buen grado las indicaciones del fotógrafo. Un poco más a la derecha y un poco más a la izquierda. Ahora encima de un banco, ahora al lado de la escalera. Más juntas, más separadas. Vamos a andar por el camino... Hubo hasta su momento paraguas, por si acaso, para romper con la estética anterior. No se metieron las varillas en los ojos unas a otras ni siquiera por error o torpeza.
Todo armonía hasta que a eso de las casi cuatro de la tarde la agenda electoral trastocó la estampa bucólica. Todas a sus atriles. Garbiñe Ruiz preguntó si alguna iba al Ayuntamiento y levantó la mano Maider Etxebarria. «Sí pero andando, que necesito despejarme un poquito», afirmó.