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Que la desunión en política sale carísima era algo de sobra conocido. Tampoco era un secreto que el experimento de Sumar y Podemos de concurrir por separado era una receta que había fracasado en las autonómicas gallegas y vascas y que nada permitía atisbar un ... resultado distinto en la Eurocámara. Así ha sido. Sumar gana pero es una victoria pírrica, que sabe a derrota porque condena además a este espacio a recorrer una senda muy próxima a la irrelevancia. Y trae consecuencias de gran calado. La mayor, la dimisión de Yolanda Díaz, que ha anunciado este lunes su renuncia como coordinadora general de Sumar, pero sigue en el Gobierno como vicepresidenta segunda. Un giro que deja desarbolada a la formación en un momento crítico.
Los datos en Euskadi son un lienzo fácil de interpretar. En las últimas autonómicas vascas Sumar cosechó 35.092 votos y Elkarrekin Podemos 23.679. Es decir, entre los dos, casi 59.000. En las europeas han logrado 56.158. Prácticamente el mismo resultado. Sumar volvió a ganar el domingo de una manera exigua, por la mínima, y Podemos recortó distancias. Si en las autonómicas la brecha entre ambas formaciones era de once mil votos, ahora hay poco más de mil. Pero no deja de ser una disputa de corte interno, una batalla sin consecuencias para el ciudadano, que demuestra una vez más no tener ningún interés en las trifulcas de los partidos.
La representante vasca de Sumar, Alba García, ha reconocido este lunes que los resultados son «malos» y ha pedido una reflexión sobre lo que está sucediendo. «Nuestro mensaje no está calando y sí lo está haciendo el de la derecha y la extrema derecha», ha reconocido. Miró de reojo a la «altísima abstención» pero seguramente ese argumento no es suficiente. De hecho, según ha admitido, «en Euskadi alrededor de 15.000 votos se han ido para Alvise Pérez y eso nos debe hacer pensar». Unos apoyos, para más señas, que no salen de Vox ni del PP, porque ellos no bajan. La izquierda confederal es un espacio roto y eso no mueve al votante.
En Podemos Euskadi este lunes han guardado silencio. No valorarán la situación hasta que se reúna su dirección durante estos días. Fuentes de la formación morada en el País Vasco remiten a lo dicho por Irene Montero y Ione Belarra en clave nacional, que han subrayado que han cumplido el objetivo en estas elecciones europeas de «levantar» su proyecto político y que leen los comicios del pasado domingo como «un primer paso» en esa línea. Y no quieren entrar en «la situación interna de otros espacios«, en referencia a Sumar. Y concluyen que no es momento de hablar de sí mismos.
Quien sí ha hablado este lunes ha sido Díaz, que fue elegida como líder de Sumar en marzo y ha anunciado de forma inesperada su salida tras una reunión de la dirección del partido que se ha alargado durante más de tres horas. Asume así en primera persona el batacazo de las europeas cuando comenzaban a escucharse con claridad algunas voces críticas, como la del dirigente de Más Madrid Eduardo Fernández Rubiño, que pidió que la cúpula asumiera responsabilidades tras el varapalo de las europeas. El resultado en España, esa víctoria pírrica de Sumar sobre Podemos, tres europarlamentarios a dos, no podía ocultar una debacle de eso que llaman el espacio de la izquierda confederal.
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