Así es Orexa, el único municipio vasco de poco más de 100 habitantes en el que todos votan al mismo partido

En los comicios al Parlamento vasco del pasado 21 de abril el 100% de los votos válidos cayeron del lado de la coalición abertzale. Y el pasado domingo, en la cita con las europeas, la historia se repitió: 56 papeletas válidas -supone un 67% de participación- y todas ellas a favor la izquierda soberanista, en este caso bajo la denominación de Ahora Repúblicas. El voto de Orexa fue unánime. Un caso sorprendente donde los haya.

Hace cinco años, cuando los comicios europeos se celebraron junto a las municipales y forales, 75 personas votaron en la localidad de Tolosaldea, pero entonces cuatro papeletas fueron a favor del PNV y el resto, eligió a EH Bildu. Ahora van todos a una.

De marcado carácter rural y rodeado de verdes montes, Orexa se encuentra a pocos kilometros de Tolosa, lindando con Navarra. Su casco urbano es bastante pequeño. En la plaza del pueblo, está el Ayuntamiento, construido en piedra y en mampostería, que cuenta con un pórtico de cuatro arcos en su fachada principal. Muy cerca se levanta la iglesia parroquial de Santa Cruz, del siglo XVI con una torre cuadrada.

La estampa la completa un conjunto de hermosos caseríos. Entre ellos en el que nació en 1988 el el escritor Nikolas Ormaetxea 'Orixe'. Todo un vecino ilustre. En la fachada, una placa recoge la siguiente cita: «Euskalerriko biotza dut nik artaz nai badezu galde». Tiene también su propia escultura al aire libre.

En la parte alta del municipio -Orexa se encuentra a 420 metros de altitud- se divisa la sierra de Aralar, el macizo de Ernio (1.075 m) y el valle de Araxes. Un marco natural incomparable.

Ser un pueblo pequeño no es, al menos no siempre, sinónimo de falta de avances. Orexa puede presumir de haber sido uno de los primeros municipios de Gipuzkoa en instalar fibra óptica. Y ojo, el pleno del Ayuntamiento lo forman uno o dos vecinos de cada casa y sus tres edificios municipales funcionen con energía renovable. Además, en su bar no solo se puede beber y comer algo, sino que sirve también para que los vecinos vendan sus productos. Incluido un exquisito queso Idiazabal.

Esta localidad guipuzcoana parecía condenada a sufrir una lenta decadencia hasta quedar convertida en un reducto de gente mayor y algunos jóvenes con ganas de cambiar de vida. Pero eso no fue lo que ocurrió. En 1960 contaba con 198 vecinos y desde entonces su población fue menguando paulatinamente hasta llegar a las 77 almas de 1990. Durante esa década la localidad de Tolosaldea no creció, pero con el cambio de siglo, comenzó una lenta recuperación que no se plasmó hasta 2006, cuando nacieron en el pueblo cuatro niños. Desde entonces, el objetivo ha sido lograr que la población existente no opte por hacer las maletas. Y si hay suerte, conseguir que el camino traiga a alguien nuevo o que la cigüeña haga de las suyas.