Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
El 12-M no es un referéndum de autodeterminación pero casi. Las elecciones autonómicas en Cataluña se han convertido en la práctica en un plebiscito sobre el apoyo o el rechazo a la independencia entre dos de los principales candidatos: el socialista Salvador Illa y ... el expresident Carles Puigdemont. La batalla que se libra gira en torno a dos proyectos esencialmente enfrentados. Illa se ha envuelto en la bandera de pasar página desde la idea de que Cataluña tiene que abrir un nuevo ciclo basado en el reencuentro y la reconciliación. Por su lado, Puigdemont esgrime otro estandarte, el de la 'restitución' después de su inhabilitación como presidente de la Generalitat en aplicación del artículo 155 de la Constitución. Abandera el discurso de la dignidad nacional ofendida y reclama volver a empezar el proceso soberanista con el objetivo de retomar el camino del referéndum ilegal de independencia del 1 de octubre de 2017. El líder de Junts se ha convertido en el principal referente del espacio independentista, con un discurso exigente y de firmeza que, a la vez, hace compatible con su colaboración con el Gobierno de Pedro Sánchez.
Illa juega precisamente la baza de un hartazgo de la sociedad catalana tras años centrados en el debate identitario que han descuidado la gestión de las cosas del comer. Aprovecha que existe una ola de cambio pero el PSC teme un exceso de confianza de su electorado y haber minusvalorado la capacidad de reacción de Puigdemont, que explota la baza del voto útil independentista y que ha hecho una opa hostil al votante más nacionalista de Esquerra Republicana. El problema de ERC es que el factor emocional juega a favor de Puigdemont y su discurso de unidad nacionalista y debilita sus opciones. Una parte del voto republicano se va a decantar por Junts pero también otra parte lo hará por el PSC. La fragilidad de Esquerra no contribuye a una reorientación pactista del soberanismo catalán.
El laberinto catalán, en cualquier caso, va a tropezar con serios problemas para buscar una gobernabilidad suficiente. El principal objetivo de Illa es quitar la mayoría absoluta al bloque entre ERC, Junts y la CUP, si se tiene en cuenta que Aliança Catalana, el partido ultraderechista catalán liderado por la alcaldesa de Ripoll, no va a ser considerado como un agente legítimo a la hora de trenzar pactos por parte de PSC, Junts, ERC, Comunes y CUP, lo que puede precisamente allanar las posibilidades del socialista para explorar una mayoría suficiente. El dato no es baladí. Las expectativas de Aliança podrían complicar una mayoría absoluta del bloque independentista, en términos operativos, y facilitar el objetivo de Illa de ser el próximo president.
No está claro que el aspirante del PSC lo pueda hacer porque para ello debería aproximarse a los 40 escaños. La presencia activa de Pedro Sánchez en la campaña electoral, sobre todo en Barcelona y en el cinturón industrial que es bastión histórico de la izquierda, revela la importancia de adquieren los comicios para el PSC y el temor a que un arreón final de Puigdemont desbarate los planes de los socialistas, que habían puesto ya el cava a enfriar a la espera de unos buenos resultados hoy.
Pedro Sánchez sabe que la viabilidad de la legislatura depende del desenlace de hoy. Si Illa logra el apoyo de ERC para ser presidente de la Generalitat, el apoyo de Junts en Madrid entraría en fase de serio peligro. Si la primera fuerza fuera la candidatura de Puigdemont, pero los republicanos pactan con el PSC, Junts entendería que se le ha hecho 'un Colboni', la operación que permitió al PSC recuperar la Alcaldía de Barcelona siendo la segunda fuerza municipal, con el respaldo de los Comunes y del PP. Y en ese escenario, el apoyo de Junts a Sánchez en Madrid habría terminado.
Todos son conjeturas, incluso una hipotética coalición entre el PSC y Junts, que supondría el desplazamiento de Puigdemont. O también la que sugiere una repetición de las elecciones ante el bloqueo de la situación y el cruce de vetos que hace imposible el encuentro. Cataluña abre una nueva etapa que va a enviar poderosas señales a la política española.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.