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Zegona, el principal accionista de la operadora vasca Euskaltel, se inclina por vender la red de telecomunicaciones de la compañía -la parte física más importante de la estructura de la empresa-, con el objetivo de obtener recursos que permitan financiar el proceso de expansión ... nacional y también reducir su abultado endeudamiento. La idea, extendida como rumor desde hace meses, fue expuesta el pasado jueves por el consejero delegado del fondo británico, Eamonn O'Hare, en una conferencia con analistas financieros.
La propuesta no es extraña al momento actual por el que atraviesa el sector en España: hay antecedentes en otras áreas de actividad como la distribución de gas natural. Pero en el caso del País Vasco tiene una arista polémica. Una parte de la red de Euskaltel -una mezcla de fibra óptica en su configuración troncal y de cable coaxial de cobre en la red capilar desplegada en las calles- fue transferida por el Gobierno vasco en septiembre de 2012, en unas condiciones muy especiales. Además de esa red heredada del Ejecutivo autonómico, el grupo Euskaltel dispone también de otra parte que ha construido con sus propios recursos, más las que ha pasado a controlar en Asturias con la compra de Telecable y en Galicia con la adquisición de R.
Fuentes de la operadora admitieron este lunes que esa operación se ha estudiado algunas veces, pero «no está en estos momentos sobre la mesa del consejo de administración». La estrategia de Zegona -con su lema 'Entrar, arreglar y vender'- deja sin embargo poco lugar para la duda de que, más tarde o más temprano, ese deseo que ahora ha expresado el consejero delegado del fondo británico tomará velocidad de crucero. Nadie ha manejado oficialmente cifras de valoración de esa red, pero su precio de mercado pueden ser muchos cientos de millones de euros.
A mediados de 2012, el gabinete del socialista Patxi López tomó la decisión de transferir a Euskaltel 454 kilómetros de red troncal de fibra óptica y 653 kilómetros de red capilar. Esa red había sido creada y costeada en su momento por el Ejecutivo vasco para dar servicio a sus telecomunicaciones internas -las conexiones de sus sedes y de los centros de EITB, por ejemplo-, además de un proyecto incipiente -bautizado como Euskalnet- de llevar un acceso de datos a los principales centros de negocios y polígonos industriales de la comunidad autónoma. El precio de la transacción se fijó en 68 millones de euros, con el compromiso de mantener la sede de la compañía en el País Vasco. Hasta ese momento, Euskaltel se había apoyado en esa red pero como 'inquilino', pagando un canon anual al Gobierno vasco de 3,5 millones de euros.
El procedimiento de venta fue un tanto inusual, ya que el Ejecutivo no abrió un proceso público para recibir ofertas de otras operadoras o inversores. Para cubrir la legalidad del procedimiento, la venta fue autorizada por el Parlamento vasco, con el respaldo de PNV, PSE y PP, y la oposición de EA y Aralar. El Ejecutivo optó por esta vía en un claro intento de ayudar a Euskaltel y a Kutxabank en un momento especialmente delicado. La operadora acababa de perder un pleito con Orange que le obligaba a pagar una indemnización de 22 millones de euros, al tiempo que la nueva normativa bancaria presionaba a Kutxabank para que redujese su posición dominante -tenía en ese momento el 80% de las acciones de la operadora-, so pena de sufrir un fuerte castigo en su balance y los niveles de cobertura exigidos a sus fondos propios. Y nadie quería invertir en aquellos momentos en Euskaltel con una red alquilada que dejaba en el aire la posibilidad de utilizarla en el futuro.
También es cierto que en julio de 2015, cuando Euskaltel comenzó a cotizar en Bolsa con un valor de mercado de 1.200 millones de euros, algunos dentro del Gobierno vasco y fuera de él se echaron las manos a la cabeza. Parecía evidente que la valoración de 68 millones de euros por la red de fibra óptica estaba cerca de considerarse un brillante negocio para la empresa y un desastre mercantil para el Ejecutivo de Vitoria. Si se produce ahora la venta volverá a existir otro elemento objetivo sobre el que sacar conclusiones.
Por otra parte, el aparente liderazgo de la compañía que ha asumido el consejero delegado de Zegona, Eamonn O'Hare, ha generado una situación extraña. Así, en sus dos últimas comparecencias en Reino Unido -una entrevista con la revista 'Digital TV' y su conferencia con analistas-, ha desvelado algunos aspectos estratégicos del futuro de Euskaltel que aún no han sido ratificados por el consejo. Entre ellos, que la expansión nacional se hará sin recurrir a tarifas 'low cost' -aunque sí a ofertas puntuales- y también que su oferta de televisión seguirá sin incluir el fútbol.
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