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Imanol Lizasoain
Viernes, 29 de marzo 2024
A pesar de que Euskadi es la segunda comunidad autónoma donde menos se ha encarecido la cesta de la compra en el último año, con un incremento del ticket medio del 7%, el Observatorio del Sector Agroalimentario Vasco constata que los precios de varios productos ... son actualmente, de media, dos veces más elevados para el consumidor que lo que se abona en origen a los productores.
El informe del Gobierno vasco recoge mensualmente la evolución de los precios que el sector agroganadero cobra por sus productos frente al precio de venta al público sin impuestos. Los últimos datos - referidos a enero pasado- denotan un encarecimiento medio del 202%, con el vino tinto como el que mayor subida registra entre su elaboración y su venta, más de un 445%, lo que supone que se quintuplica.
Le siguen la patata, que multiplica por cuatro en destino el precio que se abona a los agricultores; la alubia pinta (casi un 306%), el conejo (226%); y la merluza (210%). Las terneras (171%), la vaca (163%) y el pollo (167%) se sitúan en un término medio. Y en la franja más baja están la sidra (152%), el cordero lechal (134,5%), el kiwi (cerca de un 102%) y los huevos (casi un 93%).
Por su parte, la leche, que dejó a los baserritarras con escasos márgenes de beneficio después de que estallase la guerra en Ucrania y se encarecieran sobremanera los piensos, la electricidad y el gasóleo, llega a tener un precio un 134% mayor en destino que en origen. A este respecto, las principales asociaciones agroganaderas de Gipuzkoa han llevado cabo diferentes movilizaciones -previas a las tractoradas- para reclamar un incremento del 10% en el precio de la leche.
Xabier Iraola, secretario general de la organización agroganadera vasca ENBA, recuerda que en la cadena alimenticia «hay muchos eslabones» desde su origen hasta su destino en la mayoría de los productos, sobre todo en los «cárnicos». «Esos incrementos de tres cifras en el precio de muchos productos responden a todos los intermediarios que existen. En cárnicos, por ejemplo, hay que llevar al animal al matadero pagando a un transportista, sacrificarlo, despiezarlo, gestionar los subproductos que salen de ese animal, realizar la gestión de residuos, el embandejado, y de nuevo entran en juego los transportistas para llevar el producto final a grandes cadenas de alimentación o carnicerías particulares. Todos esos eslabones tienen que cubrir costes y, en muchas ocasiones, nosotros, que somos el origen, trabajamos a pérdidas».
Iraola defiende que hay que «aprender a valorar y pagar los alimentos en su justo precio. Nos hemos acostumbrado a una alimentación 'low cost' apoyada en una cadena alimenticia en la que el baserritarra trabajaba a pérdidas. Eso no es sostenible». Añade que «si es prioridad la alimentación de calidad hay que invertir en salud y no ponerlo por detrás del gasto en ocio, ropa o viajes».
El dato
445% es lo que se encarece el vino tinto desde el productor hasta que la botella llega a la mesa del consumidor final doméstico.
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