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Su contrato como presidente de Kutxabank tiene fecha de caducidad el próximo mes de noviembre y también su mandato como consejero de la entidad financiera en representación de la Fundación BBK. Pero ya hace muchos meses que transmitió al PNV, que ejerce ... un control indirecto sobre el banco, su deseo de continuar durante algún tiempo más. Todo apunta a que será así, sus deseos se cumplirán y en el consejo de finales de octubre o a más tardar en el de noviembre se producirá la renovación. Algunas fuentes apuntan a que esta vez será por un periodo de tres años.
Gregorio Villalabeitia llegó a la presidencia de la entidad en noviembre de 2014 y de forma sorpresiva para sustituir a Mario Fernández, que meses antes ya había comunicado de forma discreta a la dirección de la formación jeltzale su intención de dimitir. Su proyecto de dar entrada al capital privado había sido rechazado desde la esfera política y estimó que ya no le quedaba terreno de juego. Para captar a Villalabeitia, el PNV recurrió al mismo 'intermediario' que en su momento había convencido a Mario Fernández para asumir la presidencia de la caja de ahorros BBK: el actual presidente de Petronor, Emiliano López Atxurra, un auténtico pozo de sorpresas.
Aunque estas cosas nunca se llegan a saber con exactitud, todo apunta a que hace ya casi un año que Villalabeitia tiene pactada con el PNV su continuidad. Al menos, así lo indica el lenguaje de los signos. Y es que hace más o menos ese tiempo el presidente del banco decidió dar un paso clave: dejó la vivienda de alquiler que ocupaba desde que asumió el cargo -su residencia familiar estaba ubicada en Madrid-, para adquirir en propiedad un piso en Getxo. La antigua casa de un histórico dirigente de la patronal vizcaína y empresario ya fallecido, con magníficas vistas al Abra. Un cambio de lo provisional hacia lo estable.
Su relación con la dirección del PNV ha tenido altibajos, pero esto es una constante en los profesionales del sector financiero que han ocupado la máxima dirección de Kutxabank y también antes de BBK. También hubo tensiones entre la dirección jeltzale y José Ignacio Berroeta; algunas menos con Xabier Irala -pero también las hubo- y las de Mario Fernández fueron de dominio público. Sin embargo, la formación nacionalista está satisfecha con las grandes líneas de su gestión porque hasta la fecha ha conseguido el beneficio necesario para salvar el 'matchball' de la privatización, aunque haya sido a costa de maximizar el cobro de comisiones a los clientes. Una estrategia que, por otra parte, se ha extendido al conjunto del sector bancario. Previsiblemente tendrá otros tres años para rematar la faena.
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