El verano dispara un 20% los préstamos al consumo, empujados por el ocio y el turismo

El fenómeno se reavivó tras el covid. Lo destacan en Bankinter, donde hace dos años notaron «un repunte en la demanda». «El mercado español es muy competitivo», recuerdan, por lo que es habitual «hacer un uso muy significativo de las redes sociales, donde los viajes y las vacaciones tienen mucho éxito», razonan. En su caso añaden productos pensados para estos perfiles, como las tarjetas de crédito 'Dviajes', con seguros gratuitos de viajes y accidentes y fórmulas para ahorrarse la comisión ISAF de compras en comercios extranjeros o para sacar dinero de los cajeros fuera de la zona euro.

En Caixabank también confirman «la mayor demanda» que se produce en las peticiones de préstamos «de mayo a julio». «Se conceden la mayoría de las financiaciones para viajes, con un importe medio que se sitúa sobre los 4.000 euros en las familias y sobre los 2.000 euros para el público más joven», cifran.

Aunque el fenómeno es común, no todas las financieras apuntan abiertamente al ocio veraniego. En Laboral Kutxa remarcan que, en general, «no fomentamos el endeudamiento para el disfrute de las vacaciones», aunque matizan que si el cliente tiene capacidad de pago se le concede los créditos. Además, con el impulso de fórmulas como sus préstamos 'dispON', «donde el cliente no nos indica el destino de los fondos prestados» y que suponen «el 90%» de sus préstamos al consumo, desconocen si los emplean para estos objetivos.

Algo parecido aclaran en Banco Santander, donde carecen de una apuesta para el recreo estival, pero más de tres millones de sus clientes cuentan con «preautorizados», préstamos listos para «cualquier finalidad»; o en el BBVA, que apuesta por a una «multifinalidad» en su oferta.

Lo cierto es que tras estos préstamos habita una realidad. «Viajar en verano no se ha convertido en un bien de primera necesidad, pero sí en algo casi indispensable», valora el presidente de la asociación de Agencias de Viajes de Álava ABAE, Eneko Ibarnia. Remarca que el endeudamiento para viajar «era mucho más habitual a finales del siglo XX». Las propias agencias ofrecían fórmulas de aplazamientos, algo que «bajó muchísimo y se volvió residual, aunque ahora hay un repunte», declara. Casa con las cifras récord de viajeros que en parte atribuye al «capital cautivo que la gente ha venido utilizando». Eso sí, descartan un tirón causado por 'calentones' o decisiones poco meditadas fruto de la llamada 'diverflación' (el hábito de gastar en experiencias inmediatas). «Los viajes se reservan con mucha antelación. Ya no se premian los chollos de última hora, sino a los previsores», subraya.

Aimar Sánchez, de la asociación de agencias de viajes de Bizkaia BIBAE, destaca una pequeña bajada tras la oleada de desplazamientos a Sevilla por la Copa del Rey -entonces se ofrecieron préstamos especiales para 'acompañar' al Athletic-, aunque la mejora «es evidente». «Además, ha habido un incremento del gran viaje a destinos como Vietnam, Camboya, Japón, Estados Unidos...», enumera. En eso juegan a favor los 'vuelos chárter', viajes directos organizados de forma especial a destinos como Cabo Verde. «Cada vez se viaja más lejos y con más dinero, pero más que endeudarse, creo que la gente se quita de otras cosas y prefiere gastar en tener experiencias», opina.

Marcos Franco, socio fundador de ObservaTUR, afirma que los pagos dirigidos al 'placer inmediato' «han escalado posiciones en cuanto a las necesidades y prioridades». «Un 82% de los vascos que prevén salir de vacaciones contratará algún tipo de alojamiento, frente al 18% que recurrirá a una segunda residencia o casas de familiares o amigos», detalla. En sus encuestas observan que un 72,4% elegirán destinos en España, aunque de media subirán perceptiblemente los gastos respecto al año pasado. «La inflación de los últimos tiempos hace que mientras en el verano del 2023 tan solo uno de cada diez se planteara financiar sus vacaciones, en 2024 nos dicen que hasta cuatro de cada diez contempla llegar a hacerlo», pronostica.