Zigor Aldama
Viernes, 1 de abril 2022, 16:16
A los problemas en la cadena de suministro que lastran la producción de vehículos se sumó en marzo la huelga de transporte para crear una tormenta perfecta en la venta de automóviles. En Euskadi se matricularon 1.571 turismos, lo que supone una caída del ... 30,5% sobre la cifra del año pasado. Es una magnitud muy similar a la nacional, donde el descalabro fue solo tres décimas menor. En el conjunto de España se vendieron 59.920 coches, lo cual supone un 51% menos que en marzo de 2019, el último año previo a la pandemia, y poco más de un tercio de los que se comercializaron en el mismo mes de 2006, cuando se registró un máximo histórico de 174.117 unidades. El segmento más afectado fue el de los vehículos comerciales ligeros, que se desplomó un 46,5%.
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«Después de que enero y febrero no fuesen tan malos, Marzo ha sido un desastre», sentencia Jon Lekue, presidente de la Asociación de Concesionarios de Bizkaia. Por territorios históricos, la reducción más acusada se dio en Bizkaia, donde alcanzó un 33,76%. Le siguió Gipuzkoa con un 28,19% menos de ventas, mientras que Araba tuvo un comportamiento ligeramente más positivo con una caída del 26,07%.
Por tecnologías, el mayor retroceso se dio en los vehículos diésel, cuyas ventas se vieron reducidas a la mitad en Bizkaia y Gipuzkoa y se redujeron un 20% en Araba. Los vehículos menos afectados fueron los de energías limpias, que son también los únicos que marcan un incremento en el dato acumulado del primer trimestre del año, en el que las ventas cayeron un 14,1% en Euskadi y un 11,6% en toda España.
«Desde el comienzo de la guerra se están sucediendo noticias muy alarmistas sobre el desabastecimiento. Eso provoca una psicosis que notamos en la afluencia a los concesionarios, porque la gente se retrae y aplaza sus decisiones de compra», explica Lekue a EL CORREO. «A esto se ha sumado luego la huelga de los transportistas que ha retrasado la llegada de algunos vehículos, cuya matriculación hay que posponer», añade, en la esperanza de que esas ventas diferidas mejoren los datos de abril.
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Noemí Navas, responsable de Comunicación de la patronal Anfac, hace un análisis similar: «La huelga de los portavehículos y del transporte en general ha afectado severamente a las matriculaciones, que, a excepción de la pandemia, registran la cifra más baja para una mes de marzo en la serie histórica y que marcan un primer trimestre a la baja».
Además, Navas recuerda que «las marcas tienen parados miles de vehículos en las campas con dificultades para llegar a la distribución» debido a la crisis del suministro y de la energía, y que «el conflicto en Ucrania no beneficia a la demanda, que prefiere esperar a que se aclare la situación antes de comprar un nuevo coche». En esta coyuntura, Anfac considera que la recuperación del sector «tendrá que esperar al menos otro año».
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Por su parte, Faconauto reconoce que el primer trimestre ha sido peor de lo esperado. «La falta de oferta es hoy lo que más condiciona el mercado. Los plazos de entrega de vehículos quedan lejos todavía de lo que nos gustaría», resume su director de Comunicación, Raúl Morales. «Lo que más nos preocupa ahora es que la demanda también pueda fallar», concluye. Su homóloga en Ganvam, Tania Puche, demanda al Gobierno que «acometa reformas estructurales que, en el caso de la automoción, pasan no solo por reducir al mínimo el IVA del carburante sino por poner en marcha un esquema fiscal que no grave la compra del coche».
En la misma línea, Lekue exige más ayudas al Ejecutivo. «Las que han adoptado eran totalmente necesarias para dar tranquilidad y estimular el mercado, pero se quedan cortas», afirma, criticando que la reducción del precio de los combustibles no se haya vertebrado a través de una bajada de impuestos. «Si esta situación de precios elevados y problemas en el suministro perdura, los pedidos también flaquearán», advierte.
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En cualquier caso, el portavoz de los concesionarios vizcaínos avanza que esta coyuntura tampoco acelerará la adquisición de vehículos de energías alternativas, como los híbridos o los eléctricos puros, «porque la electricidad para cargarlos también está disparada». Y subraya que aún son demasiado pocos como para compensar las perdidas en el resto. «El coche más vendido el año pasado todavía fue uno de combustión», apunta.
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