La fecha clave es el próximo 27 de septiembre y comienza a tomar cuerpo la idea de que en ese plazo no se podrá cumplir el encargo: conformar un grupo de accionistas españoles, a ser posible con vocación industrial y compromiso de continuidad a largo ... plazo, que acompañen al fondo de inversión estadounidense Bain en la compra de la empresa vasca ITP Aero.
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Rolls Royce, el dueño británico de ITP, había exigido que el acuerdo se adoptase antes tras haber elegido en la primera semana de agosto la propuesta de Bain como la más adecuada para sus intereses -la oferta económica más elevada, en torno a los 1.600 millones de euros-, habida cuenta de que el Gobierno español exige garantías de futuro para preservar el control de ITP en «buenas manos». Algunas fuentes apuntan a la apertura de una nueva fase de negociaciones, que se puede prolongar durante el último trimestre de este año. Lo contrario, advierten, puede suponer un «choque de trenes» entre el Gobierno español y la multinacional británica.
Hace ya más de un año que Rolls Royce colocó el cartel de 'se vende' en la puerta del grupo ITP, dedicado a la producción de piezas de motores aeronáuticos y a su mantenimiento, y que tiene su cuartel general en la localidad vizcaína de Zamudio. Desde entonces las cosas no han ido precisamente rodadas, porque se trata de una operación que presenta enormes dificultades.
La primera de ellas viene dada por el hecho de que es una especie de venta a la fuerza. La banca ha obligado a la firma británica a vender algunas de sus joyas para reducir así su abultado endeudamiento, que supone un serio lastre para su futuro.
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El segundo problema está ligado a que Rolls no es libre en esta iniciativa pese a ser la dueña del 100% de las acciones de ITP Aero, ya que necesita la autorización expresa del Gobierno español para poder llevarla a cabo. Un autorización que es inevitable ya que ITP está ligada a la industria de Defensa en varios frentes: produce piezas del motor del actual avión europeo de combate, el Eurofighter; las hará también para su sustituto, el EFCAS; y, además, realiza el mantenimiento de los motores en los aviones del Ejército español.
Fuentes cercanas a las negociaciones señalan que no ha cuajado el entendimiento entre el fondo Bain y la ingeniería vasca Sener, a quien la Administración española y también el Gobierno vasco habían animado a participar en el buen desarrollo de esta operación. Todo apuntaba a la idea de conformar un grupo de socios españoles encabezados por Sener, junto a otros inversores nacionales con un tinte más financiero. Las discrepancias entre Sener y Bain, añaden, son importantes y aunque nadie ha tirado todavía la toalla, en estos momentos, a unos días de que termine el plazo, cunde el pesimismo. De poco o de nada sirve que el Gobierno vasco haya mostrado su deseo de participar en la operación de compra como accionista. El Ejecutivo vasco estaría dispuesto a adquirir algo menos del 5% de las acciones y por ello su desembolso no llegaría a 80 millones de euros.
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A los deseos de Rolls se suma, según las fuentes consultadas, la intención de contentar también las aspiraciones de los intermediarios contratados por la firma británica para esta venta, que tienen fijado en su contrato que cobrarán una prima si se formaliza antes de este próximo 1 de octubre. Un plus que perderían si las negociaciones se complican y el acuerdo de compraventa se alcanza más allá de esa fecha.
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