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El 13,1% de los empleados vascos ya utiliza el teletrabajo de manera habitual. Así lo reflejan los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), ... a partir de los cuales se puede comprobar que el número de vascos que trabajan desde casa asciende hasta los 134.211. De ese 13,1%, el 5% invierte más de la mitad de su tiempo laboral de manera telemática, es decir, de forma regular, mientras que otro 8,1% lo hace de manera ocasional.
La pandemia supuso, sin duda, un punto de inflexión. Desde entonces, esta fórmula ha crecido de manera muy notable, ya que antes de los primeros contagios el porcentaje de españoles que trabajaban desde casa no llegaba al 5%. Ahora, la tendencia alcista es un hecho, según señala Randstad en su último Informe Workmonitor, que analiza las tendencias laborales del país. La compañía prevé que esta modalidad «irá avanzando año tras año».
Euskadi se sitúa así como una de las comunidades donde el teletrabajo tiene más protagonismo. Concretamente, se sitúa cuarta en el ranking. Las tres autonomías que encabezan la lista son Madrid, Cataluña y la Comunidad Valenciana. La capital del país, es, con diferencia, la comunidad con mayor presencia de teletrabajo, ya que el 25,9% de los afiliados utiliza esta modalidad. En Cataluña, el porcentaje es del 16,2% y en la Comunidad Valenciana del 14,4%.
En la otra cara de la moneda y como las comunidades con menor utilización del teletrabajo están La Rioja, donde apenas el 6,3% de los trabajadores lo hacen desde casa, Canarias (8,2%) y Navarra (9%). En el conjunto del país, el porcentaje alcanza el 14,6%, aunque es un número muy condicionado por los altos valores registrados tanto en Madrid como en Cataluña.
Según Oriol Mas, director general de Randstad Enterprise, «los nuevos modelos de trabajo híbrido están consolidándose en España y en el resto de los países desarrolados como consecuencia de la demanda por parte de los empleados de implementar medidas que faciliten la conciliación entre la vida laboral y personal». En este sentido, el último informe de la empresa revela que «el 53% de los empleados estaría dispuesto a renunciar a su trabajo si este le impidiera disfrutar de su vida personal».
En esta misma línea, el 39,2% haría lo mismo si sus peticiones de flexibilidad no fueran atendidas. En el caso de los trabajadores españoles, el 39% estaría dispuesto a reducir sus ingresos si el empleo permitiera una mayor conciliación.
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