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cristina vallejo
Viernes, 9 de febrero 2018
Los últimos movimientos de la Bolsa han dejado en un segundo plano las dinámicas que afectan individualmente a cada uno de los sectores. Y el de las eléctricas y gasistas ha vuelto a estar muy revolucionado últimamente. En primer lugar, porque las subidas de los ... intereses de los bonos no ayudan. Gonzalo Sánchez, de Gesconsult, afirma que, al ser empresas muy endeudadas, el incremento de los costes financieros reducen sus márgenes. Aunque Jesús de Blas, de Bankoa Crédit Agricole, señala que el daño que provocan los bonos es más psicológico que real, puesto que estas empresas han hecho los deberes, se han refinanciado y han alargado sus vencimientos. Éste es un fenómeno con el que se contaba, por el momento del ciclo.
Lo que no estaba previsto es que el Gobierno planeara cambiar el régimen de remuneración de los servicios de transporte y distribución de energía para las 'utilities' antes de lo fijado, dado que el sistema actual rige hasta 2020 en el caso del gas y hasta 2021 en el de la electricidad. Ello ha generado malestar entre la comunidad inversora, que deshizo posiciones en las compañías afectadas, y entre los analistas. Álvaro Navarro, de Intermoney Valores, comenta que cabría la opción de una revisión de la normativa en el caso de que se estuviera produciendo una desviación respecto a los objetivos de la regulación, pero Luis Padrón, de Ahorro Corporación afirma: «La última reforma se hizo para reducir el déficit de tarifa que se estaba acumulando, pero ahora no hacía falta tocar nada: el sistema eléctrico está en equilibrio y el gasista se esperaba que llegara a esta situación este año».
Ello, como advierte Padrón, puede llevar a que las compañías planteen reclamaciones si se aplican los recortes anunciados por el ministro de Energía, Álvaro Nadal, en el Congreso: 50 millones para el gas y 290 millones para la electricidad. El anuncio formal en la Cámara siguió a especulaciones y filtraciones en la prensa. Así, Navarro se queja de la forma de comunicar esas posibles modificaciones, que ha sido agresiva, poco transparente y unilateral, sin hablar con las compañías. Detrás puede haber un interés electoralista por parte del Gobierno, dadas las citas con las urnas del año que viene y de 2020, si lo que se busca con estas reducciones de la remuneración de ciertos servicios que prestan estas compañías es bajar la factura eléctrica. Pero es posible que no sea fácil de sacar adelante en el Parlamento, a la vista de las críticas que la iniciativa ha recibido por parte del PSOE y Ciudadanos.
El resultado de todo ello ha sido un incremento de, como apunta Ángel Pérez, de Renta 4, la incertidumbre regulatoria, que pesa mucho en el mercado y en el inversor extranjero, que puede escoger invertir en compañías similares pero de otros países ante las dudas existentes aquí. De ahí que este analista considere que la primera reacción bajista (antes de que se 'globalizaran' los descensos) del sector no fue exagerada, sino sólo un ajuste a una mayor incertidumbre regulatoria.
Pero Víctor Peiro, de GVC Gaesco Beka, señala que las cifras de las que habló el ministro Nadal son asumibles por las compañías y que éstas no pondrán en riesgo su atractiva rentabilidad por dividendo por esta razón. Peiro calcula que, dependiendo de la empresa de la que se trate, el recorte que pueden sufrir en su beneficio bruto de explotación (ebitda) puede oscilar entre el 3 y el 6 por ciento. Las empresas en las que primero se puso el foco fue en las gasistas, Enagás y Gas Natural, porque fue sobre ellas sobre las que primero se filtró que podrían enfrentarse a recortes en su retribución de 350 millones.
Entre las dos, la más afectada sería Enagás, dado que su negocio está completamente en España, como señala Luis Padrón. Aunque, respecto a Gas Natural, este experto avisa de que también se vería afectada por los recortes aplicados al transporte y distribución de electricidad. Ello, según el experto de Ahorro Corporación, podría sembrar dudas sobre su capacidad de generación de caja, su posible dividendo extraordinario a cuenta del dinero de las desinversiones y sobre el interés por el 20 por ciento de su capital puesto a la venta por Repsol.
De todas maneras, como el recorte de la remuneración no va a ser tan abultado como inicialmente trascendió, Navarro dice que sería de esperar una recuperación en Enagás, dado que Gas Natural es una compañía más compleja. Así pues, aunque persista el riesgo regulatorio, podría haber una oportunidad de entrada. Jesús de Blas añade que si prosigue el castigo, tanto el particular que sufre el sector, como el generalizado en las bolsas, no descarta entrar en alguna 'utility' «porque todo tiene un precio». Aunque Padrón considera que no se puede tomar una decisión sin saber lo que hay en realidad. En su opinión, lo más razonable, para quien no esté invertido es mantenerse al margen, mientras que quien tenga ya sus acciones, puede medir, bien si recoge beneficios, si son pingües, bien mantener. Esta última sería la opción preferida por Pérez.
Iberdrola se perfila como la favorita del sector. Luis Padrón se queda con ella dada su diversificación internacional, con presencia en países tan atractivos como Estados Unidos, Reino Unido y Brasil, que la protege de lo que pueda suceder con el marco regulatorio español. Ello le permite, además, presentar crecimientos más elevados que la media. En estas circunstancias, pues, podría ser la opción más defensiva. Pérez, además, ve catalizadores por el camino, como la incorporación de nueva producción y la aún pendiente salida a bolsa de su filial brasileña. Así, Iberdrola es la única compañía del sector con recomendación de compra en Renta 4.
A Navarro, además de Iberdrola, le gusta Acciona: no tiene negocio de distribución ni de transporte, por lo que queda al margen del castigo por razones regulatorias. A Endesa se le ven algunas debilidades, como su total dependencia del mercado español, en lo que coincide con Red Eléctrica, o su mayor exposición a la energía nuclear y al carbón, ambas en vías de extinción y con los costes de su desmantelamiento en disputa. Pero Peiro la que prefiere es Endesa y por tres razones: su bajo nivel de endeudamiento, la ausencia del riesgo derivado de la variación de los tipos de cambio y por su elevado dividendo.
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