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El lehendakari aprovechó este miércoles la asamblea anual de la patronal guipuzcoana Adegi para lanzar un mensaje de respaldo a los empresarios vascos. En esta ocasión hay una motivación concreta y cuantificable. «Merecen un reconocimiento -dijo ante varios cientos de directivos congregados en el acto ... de la organización empresarial- porque la estabilidad en el empleo ha superado, por fin, las cotas de 2008. Tres de cada cuatro contratos son estables y son más que hace diez años», concluyó.
Se refería así Iñigo Urkullu al análisis de lo que ha sucedido con la contratación laboral desde el inicio de la crisis, ligado a un estudio reciente de la organización empresarial vasca, Confebask, en base a los datos de la Seguridad Social. Así, en diciembre del pasado año había en Euskadi un total de 528.048 contratos indefinidos en el mercado de trabajo, casi 4.000 más que a finales de 2008, el año en el que se desató la crisis y con ello los ajustes en las empresas. Euskadi, además, ocupa el cuarto lugar entre las comunidades autónomas con más estabilidad laboral en el sector privado -el 76,4% de los contratos son indefinidos-, aunque es el sector público el que afea un poco la estadística. En la Administración vasca, tan sólo el 64,5% de los contratos son indefinidos, lo que se interpreta como un excesivo recurso a la precariedad laboral en actividades como la educación o sanidad. Por contra, en opinión de los expertos, la recuperación de los contratos estables en el sector privado es una respuesta no sólo a la mejoría en las condiciones del mercado, sino también al deseo -en muchos casos necesidad- de retener el talento en las empresas.
En esta línea, Urkullu admitió que «debemos seguir trabajando por un empleo de más calidad, porque tenemos mucho camino que recorrer», aunque la positiva evolución desde el inicio de la crisis permite también «reconocer y agradecer el camino recorrido».
El lehendakari aprovechó ese mismo mensaje para barrer para casa, porque, al menos en parte, ligó ese aumento de la contratación indefinida al clima de estabilidad política e institucional. Un clima que se comprometió a mantener en la medida de sus posibilidades. Un escenario que, recordó, ha permitido «seis años ininterrumpidos de crecimiento; registrar índices de producción industrial positivos desde 2014; superar los 25.000 millones de exportaciones; reducir la tasa de paro y rondar el objetivo de situarla en el 10%».
Para evitar que las dudas sobre el futuro ensombrezcan un momento dulce en el terreno económico -el crecimiento del PIB se mantiene por encima del 2% y ello garantiza que haya creación neta de empleo-, el lehendakari restó importancia a eso que está tan de moda en las previsiones que hacen los especialistas: las ya famosas «incertidumbres». Así, Urkullu se preguntó: «¿Cuándo no hubo incertidumbres en el horizonte?». Y recordó que las incertidumbres «siempre han formado parte de la actividad», para dar más valor a la capacidad que tienen los empresarios de adaptarse a las circunstancias y sobrepasar los obstáculos. En ese terreno, Iñigo Urkullu exhibió pocas dudas, al mostrarse convencido de que «la crisis nos ha hecho más fuertes» y, también, de que las empresas vascas «son un ejemplo de capacidad de anticipación al cambio».
Industria: Animó a las empresas a que sitúen a mujeres en puestos de mayor responsabilidad.
En su discurso, el lehendakari animó a los empresarios a mantenerse atentos y activos ante los tres retos principales que tiene la actividad económica y el conjunto de la sociedad vasca. Retos que enmarcó en la transición energética -la desaparición progresiva de los combustibles fósiles-; la digitalización, que supone en estos momentos uno de los focos de atención de la industria; y también la «transición demográfica». La baja natalidad se ha identificado ya en Euskadi como uno de los principales problemas de futuro, de cara a mantener altos niveles de población activa.
El lehendakari también pidió a los empresarios que hagan un esfuerzo para elevar la presencia de mujeres en la industria. «La empresa -dijo- debe ser atractiva para integrar el talento de las mujeres. Hay que reconocer las habilidades de las mujeres y permitirles también que se sitúen en posiciones de mayor responsabilidad».
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