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Pocas personas pueden hablar de comercio internacional con más conocimiento que Mario Weitz (Buenos Aires, 1956). Exconsejero delegado del Fondo Monetario Internacional y exconsultor del ... Banco Mundial, Weitz, hoy profesor de ESIC, ha estado de gira por Euskadi en plena crisis arancelaria. Desde Vitoria, invitado por Ajebask, el economista advierte de que los aranceles americanos sólo traerán «inflación y recesión», pero aconseja a Europa ser «inteligente» en su respuesta. «No hay que precipitarse», subraya.
- Los aranceles de Trump lo acaparan todo. ¿Son más grave de lo que preveían ustedes, los economistas?
- En dos meses el mundo, la geopolítica y la economía han cambiado más que en 80 años. A los mercados no les gusta la imposición de aranceles, es un desastre absoluto. Está muy estudiado que los aranceles son malos para el que los pone y el que los recibe, lo único que va a lograr es inflación y recesión. El impacto ha sido más negativo de lo que se preveía, más fuerte. Hay un 50% de posibilidades de recesión en Estados Unidos; es marcarse un gol en propia puerta. Lo que no se sabe es si Trump va de farol o no; si quiere negociar luego o si esto va hacia adelante. La esperanza es que los mercados sigan reaccionando muy mal y que en uno o dos meses Trump vea que ha metido la pata.
- ¿Es momento de responder rápido o de tener cautela?
- No hay que precipitarse. No es momento de salir y poner lo mismo. Hay que esperar un poco. Creo que a muy corto plazo, en días o semanas, se va a abrir una gran polémica en Estados Unidos. Da la impresión de que esto se le fue un poco de las manos a Trump. Hay que ir preparando una respuesta inteligente. No se trata de poner un 20% a quien nos puso un 10%.
- ¿Cuándo dice «inteligente», se refiere a poner esos 'aranceles selectivos', casi quirúrgicos?
- Sí, ir a productos de estados concretos, donde las circunscripciones llamen a los senadores republicanos y estos voten en contra. Hay productos muy identificados como la soja. La esperanza es que el Senado pueda postergar unos meses esto y lo pare.
- ¿Ve a la UE capaz de mantenerse unida ante este desafío?
- Al igual que en otros temas no, creo que en este sí hay consenso, porque nos afecta a todos. Y los más afectados son los países grandes: Alemania, etc. Puede haber consenso.
- ¿Y, al margen de Hungría, no pueden desmarcarse países como Eslovaquia o Italia?
- Meloni está incómoda, porque por un lado coquetea con Trump... Eso puede suceder, pero paradójicamente, yo creo que esto puede unir a Europa. Cuando te atacan desde fuera, las diferencias pueden aparcarse.
- Dice que el reto del País Vasco es convencer a Europa para que ayude a sectores como la automoción o la máquina herramienta. ¿Euskadi debe conformarse con meter presión, con hacer lobby?
- Lo que tiene que hacer Euskadi es convencer a Europa para que incluya en sus ayudas a los sectores que le interesan. Si viene esa política de subsidios europeos, está salvado. Pero no esperar a que Sánchez diga que se le ha ocurrido algo y que luego quede en nada. Es necesaria una política europea.
- Entonces, tampoco parezca que tenga mucho sentido diseñar un plan vasco de contingencia.
- Tampoco. Lo mejor sería algo europeo. Antes de Trump, con el plan Draghi, íbamos a subsidiar la inteligencia artificial, la sostenibilidad, los microchips y la industria de defensa. Ahora hay que incluir a otros sectores, porque es importante. ¿Por qué no lo hacemos con todos? Porque no hay dinero.
- ¿Demasiado endeudamiento?
- Habrá que elegir. Si no, tendremos que endeudarnos mucho o subir mucho los impuestos. Y eso no es asumible. Habrá que ver si Trump va de farol o no. Lo único que puede parar a Trump es Wall Street. Y los mercados ya le han sacado una tarjeta amarilla; los americanos invierten mucho en bolsa. Los demócratas no van a parar a Trump, están destruidos. Y los republicanos le tienen miedo a Trump. Lo único que puede parar a Trump es la economía, que sí puede dar un susto en Estados Unidos. Pero es que hay otro tema: Trump ha logrado ser impredecible.
- «Las predicciones económicas hacen de la astrología una ciencia respetable», decía Galbraith.
- Manda un tuit, cambia de idea de un día para otro... No hay nada peor para el consumo y la inversión que ser impredecible, que haya incertidumbre.
- Euskadi sólo produce el 10% de su energía y la red eléctrica está saturada. ¿Debería preocuparnos?
- Los activos más importantes para que un país se desarrolle en los próximos 20 años van a ser tres: educación, tecnología y energía. En energía, todo lo ligado a la sostenibilidad se va a ralentizar. Los organismos internacionales están a favor de la energía limpia siempre que no haya un ecologismo salvaje. Tiene que haber una transición ordenada. Lo que sí puede ser interesante, porque en Euskadi sé que hay proyectos, es algo por donde el Banco Mundial cree que va a ir el futuro: el hidrógeno verde.
- Aquí hay un movimiento antirrenovables nada desdeñable.
- Lo sé. Ahí antes sólo se oponía Bildu, pero ahora son varios los partidos políticos, los ayuntamientos, y la gente también se opone. Es algo raro, ¿no? La gente suele estar a favor de las energías verdes, pero es como con la nuclear: estamos a favor, pero no las queremos al lado. Eso es una traba política, pero Euskadi debe apostar sí o sí por las renovables.
- Euskadi acapara, junto a Navarra, la mitad de las huelgas de España. ¿Eso le resta atractivo para captar inversiones?
- Es muy negativo. Es un tema que se mira mucho. En el Banco Mundial hacemos muchos análisis de inversiones y las empresas huyen de los lugares conflictivos, le dan mucha importancia. Es un tema importante, no ayuda.
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