Ocurrió el pasado miércoles, en el transcurso de una videoconferencia a múltiples bandas. La reunión la presidía el lehendakari Iñigo Urkullu, era un encuentro de la denominada 'Mesa Socioeconómica Covid', y al encuentro habían sido convocados los representantes de organizaciones empresariales –Confebask, cámaras ... de comercio y Asociación de Sociedades Anónimas Laborales-; de los sindicatos –sólo participaron los secretarios generales de UGT y CC OO y de las diputaciones forales de Bizkaia, Gipuzkoa y Álava. También había una amplia representación del área económica del Gobierno, con la presencia de las titulares de Empleo, Trabajo, Desarrollo Económico y Comercio y Turismo.
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Tras un discurso del lehendakari fueron tomando la palabra mediante un orden preestablecido. Cuando llegó el turno del presidente de la patronal vasca Confebask, Eduardo Zubiaurre, éste se refirió a la preocupación de los empresarios por la situación actual, el parón de la demanda, la elevación de costes generada por la pandemia y la incertidumbre sobre el proceso de recuperación. Hasta ahí todo normal y dentro del guión previsible. La chispa salto a continuación, cuando Zubiaurre trasladó la idea de que entre los empresarios vascos se ha extendido una sensación de malestar con el Gobierno, al considerar que los 1.025 millones de euros en avales que el Ejecutivo ha dispuesto son «insuficientes». Zubiaurre reclamó por último que se elevase la cifra hasta 1.500 millones.
Hay un viejo principio que apunta a que todos los gobiernos son de coalición. A un lado está el responsable de Hacienda y al otro todos los demás miembros del Ejecutivo, independientemente del partido al que pertenezcan. Esto es, los gobiernos se dividen entre quienes piden dinero para gastar y quien tiene que administrar unos recursos siempre escasos. Pero también sucede con los que están fuera del Gobierno.
El consejero de Hacienda no lo pudo evitar, le venció el enfado automático y su tono –aseguran varias fuentes consultadas que estaban presentes en la reunión- dejaba ver a las claras que no le había gustado la forma de plantear las cosas por parte del presidente de la patronal. Y…. menos mal que ambos son militantes del mismo partido y no cabe intuir en su relación motivaciones de batalla política en el encontronazo. Azpiazu afeó al representante de los empresarios que antes de pedir más no se valorase el «enorme esfuerzo» que ha tenido que hacer el gabinete para disponer de esa línea –además de subvencionar la totalidad de los intereses para que pymes y autónomos no tengan que abonarlos-, en un momento de especiales dificultades para el Presupuesto de la Comunidad Autónoma. Especialmente en una coyuntura en la que los gastos ligados a la sanidad se han disparado.
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Azpiazu dio a entender que desde la dirección de Elkargi se le había transmitido la idea de que, tras un análisis detallado de las peticiones y un ajuste generalizado –todo el mundo tiende a pedir más de lo que realmente necesita, especialmente si el tipo de interés es cero- los 1.025 millones eran suficientes para el momento actual. Más aún si se tiene en cuenta que existe también una línea de avales del Gobierno central instrumentalizada a través del ICO.
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