

Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
iratxe bernal
Jueves, 5 de marzo 2020
La industria vizcaína ya no es lo era. Para lo bueno, pero también para lo malo. Por un lado, las fábricas hoy son centros de trabajo digitalizados y limpios y las retribuciones son en general mejores que en otros sectores. Por otro, ha perdido presencia en nuestro paisaje cotidiano y eso ha hecho que las nuevas generaciones no la perciban como una primera opción laboral. Ni los universitarios ni los titulados de los grados de Formación Profesional. Ni los chicos ni (menos aún) las chicas, cuya incorporación podría ser la tabla de salvación para unas empresas que ya perciben la escasez de profesionales para cubrir algunos puestos, como quedó patente ayer en la jornada que organizó la Federación Vizcaína de Empresas del Metal (FVEM) para analizar precisamente las dificultades de la industria para atraer a mujeres, pese a representar el 25% de PIB vasco y haber demostrado mayor resistencia a situaciones económicamente adversas que otros sectores.
Como muestra, los datos. Según la propia FVEM, actualmente la siderurgia vizcaína da trabajo a cerca de 54.000 personas de las que sólo 8.100 (el 15%) son mujeres. La masculinización del sector se aprecia aún más entre la mano de obra directa, como los puestos de las cadenas de montaje, que representa el 70% del empleo. De ese porcentaje, únicamente el 7% es femenino. Y el metal no es una excepción. Lo que ocurre en él se puede trasladar a cualquier industria.
«Es un verdadero hándicap para nosotros y no sólo por la pérdida de competitividad que provocará la escasez de talento en puestos para los que una mujer es tan apta como un hombre. Es que además está demostrado que cuando hay diversidad, especialmente de género, hay más innovación. Pero seguimos arrastrando ideas preconcebidas sobre fábricas sucias y ruidosas y trabajos penosos, así que las mujeres no tienen en consideración las posibilidades de empleo que tienen en nuestras empresas cuando se plantean su proyecto de futuro», aseguró José Luis López Gil, presidente FVEM, subrayando que «en realidad, el problema viene de antes». «Empieza en las familias y en los centros de enseñanza, en las edades más tempranas, con una orientación que no está ajustada a las demandas de la sociedad. Y ese desajuste es, además de un coste productivo, un motivo de frustración para los jóvenes, chicos y chicas», aseguró.
«Dicen los expertos que en el País Vasco hay 10.000 puestos tecnológicos vacantes y en los próximos cinco años se crearán más un millón de trabajos de base tecnológica y científica. Es un 'gap' que vamos acumulando, y que sólo cubriremos si además de adecuar la FP y la Universidad a esa demanda empezamos a crear esas vocaciones científicas en casa. Tenemos que eliminar los roles de género que a veces inculcamos a nuestros hijos sin ni siquiera darnos cuenta cuando la transformación digital es absolutamente paritaria», explicó José María Borda, vicepresidente ejecutivo de Sisteplant. La otra opción sería crear una serie televisión que hiciera atractiva la profesión de los ingenieros, como ya ocurre con los medicos», bromeó.
A la lista de prejuicios que hay que derribar, Alba Estanyol, coordinadora de Bizkaia de la asociación de centros públicos de Formación Profesional Ikaslan, quiso añadir otro «demoledor»; ese que habla maravillas de la FP, que no duda en subrayar que sus estudios están muy bien referenciados... «pero para el hijo del vecino». «Desde la FP tenemos que luchar contra un doble estigma. Por un lado, el de que es una opción peor que la Universidad, y por otro, el de que la FP vinculada a la industria como un destino no adecuado para las mujeres», insistió antes de lamentar la dificultad de que este mensaje cale cuando «en Bizkaia hemos pasado de un modelo económico basado en la industria a otro de servicios».
«Yo vivo en Portugalete pero trabajo en el Duranguesado y noto la diferencia. La margen izquierda ya no tiene nada que ver con la de hace años mientras que en el Duranguesado las industrias siguen siendo parte del paisaje. Se asume como algo muy natural que tu futuro puede estar ellas», explicó Carlos Pujana coincidiendo con Entanyol. El director general de Izar Cutting Tools insistió en que «somos un reflejo de la sociedad en que vivimos» y eso se ve tanto en nuestro entorno como en el fomento de una cultura «del disfrute por encima de todo». «Está muy bien tener la libertad de estudiar lo que cada quien quiera, pero la orientación es fundamental para ajustar lo que queremos estudiar a lo que nos servirá para ganarnos la vida y para subrayar que hay que esforzarse por conseguir las cosas».
«Es verdad que no hemos sabido trasladar a nuestros hijos e hijas el orgullo por nuestro trabajo, por nuestra industria, y que eso es ahora un hándicap. Pero nosotros, por nuestra propia trayectoria sabemos que hay que ser proactivos y ambiciosos siendo realista y potenciando el gancho que la digitalización o la inversión en I+D pueda tener para ellos», lamento Roberto Alonso, director corporativo de recursos humanos de Sidenor.
«La empresa es un factor de transformación de primer orden. Si en ella hay inclusión, diversidad y un liderazgo equilibrado estaremos dando pasos muy importantes y no sólo en el ámbito laboral. Así que además de tener más vocaciones tecnológicas entre las chicas, hay que poner sobre la mesa planes de igualdad que las permitan crecer dentro de sus empresas», apuntó también Maite del Castillo, directora de recursos humanos de Arteche en Europa.
«La familia y el sistema educativo son fundamentales para que las chicas, que encima son las que logran mejores expedientes, vean que la industria gracias a la digitalización y las nuevas tecnologías ofrece puestos con muy buenas retribuciones y mayor resistencia a la crisis. Pero también las empresas tienen mucho que hacer garantizando igualdad de oportunidades o los sindicatos, que pueden poner la conciliación en la mesa de negociación. También tenemos trabajo las administraciones, que hemos dejado de lado a la industria cuando hemos hablado de igualdad y visibilización de la mujer. Todos tenemos deberes», resumió para cerrar la jornada Teresa Laespada, diputada foral de Empleo, Inclusión Social e Igualdad.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.