Taxis, La Naval y EUSKALTEL
Guillermo Dorronsoro
Jueves, 31 de enero 2019, 00:20
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Guillermo Dorronsoro
Jueves, 31 de enero 2019, 00:20
La regulación de taxis y VTC, el rescate de La Naval o la toma de participación pública en empresas estratégicas (como Euskaltel) por parte de las instituciones, son algunos ejemplos de actualidad sobre los mecanismos en los que lo público ... y lo privado diluyen sus líneas de separación.
En esto, como en casi todo, hay opiniones de todos los gustos. Desde los discípulos de Milton Friedman («La solución gubernamental a un problema es normalmente tan mala como el mismo problema», defendía este Nobel), hasta los defensores de que una parte importante de la economía acabe bajo el control público, el abanico es amplio y admite toda la gama de grises. Es un tema además en el que se puede opinar desde la teoría y las doctrinas económicas, y también desde la práctica de la política.
Recuerdo un libro que publicó hace poco la que fue ministra de Hacienda de Singapur, Mrs Lim Hwee Hua, que se titulaba precisamente así: 'Intervención gubernamental en el sector privado: ¿ángel o demonio?'.
La historia reciente de Singapur se suele citar con frecuencia como un caso de éxito. Lee Kuan Yew transformó a un país que era una pequeña isla con pocos recursos naturales en un modelo de éxito económico y prosperidad, que hoy en día encabeza los rankings de los países más innovadores y con la renta per cápita más alta, con una sanidad y una educación modélicas. Para que tengas una referencia, entre 1960 y 1980 el PIB per cápita de Singapur aumentó 15 veces su valor…
También es cierto que se tomó tan a fondo su papel de regular lo privado, que se le fue un poco la mano (o más bien bastante). Lee Kuan Yew sostenía que en un país en desarrollo algunas libertades tenían que ser sacrificadas y que el concepto occidental de la democracia liberal no podía aplicarse. Así que detuvo a algunos de sus críticos y a varios periodistas sin juicio y cerró medios de comunicación contrarios a sus ideas. También decía a sus ciudadanos cuántos hijos era correcto tener, cómo ser corteses, cómo ser menos ruidoso, cuándo debían limpiar el lavabo, y prohibió hacer grafitis o mascar chicle. Le reeligieron siete veces seguidas (me queda la duda de si fue por no llevarle la contraria, o porque los ciudadanos eran más felices en un mundo en el que el Gobierno se dedicaba a pensar por ellos…)
Friedman solía decir también: «Uno de los más grandes errores es juzgar a las políticas y programas por sus intenciones, en lugar de por sus resultados», y en esencia esa era la idea que dejaba el libro de la exministra de Singapur. Tan importante como el hecho mismo de la intervención pública era el modo de entrar, y el modo de salir lo que marcaba las diferencias. El 'cómo' adquiere tanta importancia como el 'qué'…
Estos días llegaba el dato de que Euskadi era la comunidad autónoma con la tasa de paro más baja de España, y sin duda eso es mérito del dinamismo de nuestro sector empresarial, pero también en parte es consecuencia de que aquí se han cuidado los 'cómo' de la intervención pública más que en otros lugares, y se ha buscado el pragmatismo de los resultados.
Ninguna de las cuestiones abiertas a debate tiene una solución sencilla. Me parece que acertaremos si seguimos los consejos de Mrs. Lim, de cuidar los 'cómos', y también con el de Friedman, de fijarse siempre en los resultados…
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