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Arantxa Tapia, la consejera más mediática del Gobierno vasco y responsable de la cartera de Desarrollo Económico e Infraestructuras tiene un fin de año de marcado tinte territorial, con ostensible escoramiento hacia casa. Tradúzcase casa por Gipuzkoa, claro está. Así ha sido ... con la salida en tromba para criticar las palabras del presidente de la Cámara de Comercio de Bilbao, sobre el incierto futuro del aeropuerto de Hondarribia. Pero más curiosa todavía ha sido la decisión de que el cuartel general del futuro macroconsorcio de investigación tecnológica de Euskadi se ubicará en la localidad guipuzcoana de Mendaro.
El asunto del aeropuerto hay que enmarcarlo en la tradicional competencia territorial, muy próxima a otras que se han desatado en los últimos años. Nada diferente a la hipotética fusión de los equipos de gestión de los puertos de Bilbao y Pasajes, que tendría una segunda derivada con el progresivo traslado del tráfico a las instalaciones vizcaínas. Una opción que incluso llegó a contemplarse en el programa electoral del PNV pero que se eliminó definitivamente para no incentivar la polémica. Con cierta lógica de defensa de lo propio -otra cosa es la racionalidad económica o la que tiene que ver con la idoneidad de las infraestucturas- desde Gipuzkoa se alzan periódicamente voces que defienden la viabilidad del Puerto de Pasajes. Algo similar ha hecho recientemente el Departamento de Arantxa Tapia, asumiendo en este caso el papel de portavoz de todo el gabinete de Iñigo Urkullu, al calificar de «inaceptables» las declaraciones de José Ángel Corres. Por cierto, compañero de partido aunque en este caso vizcaíno.
Pero más allá de intervenir en disputas públicas, donde Arantxa Tapia ha impuesto su criterio territorial ha sido en la elección de la sede del BRT Alliance. Una sociedad con mayoría de capital público, en la que se invitará a participar a todos los centros tecnológicos vascos y que aspira a convertirse en el auténtico centro de coordinación de la actividad de estas instituciones. El Gobierno vasco ha optado por ese modelo porque ya que aporta una parte importante del presupuesto de los centros tecnológicos, ahora aspira a mandar un poco más en la vida diaria de estos. Tapia, al parecer, justificó la instalación en Mendaro de este consorcio de centros tecnológicos porque «está lo suficientemente en el centro de Euskadi como para que nos venga mal a todos». Es una razón como otra cualquiera ¿no? Seguro que a vizcaínos y alaveses se les ocurrirían decenas de lugares, más o menos en el centro de Euskadi con similar dificultad de acceso. Pero, la que manda, manda.
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