Quién es Santiago Fuentes, el español que estafó dos mil millones de euros en criptomonedas

Por lo general «el camino más corto hacia el éxito» no suele ser el correcto. A veces, ni siquiera existe. Es el caso de Arbistar, la empresa con la que, según la justicia, Santiago Fuentes Jover habría estafado 1.902 millones de euros a más de 32.000 inversores en criptomonedas. El próximo 24 de marzo Fuentes Jover se deberá sentar en el banquillo de los acusados de la sede de la Audiencia Nacional de San Fernando de Henares (Madrid). La fiscalía pide para él 29 años de cárcel por estafa y pertenencia a organización criminal.

Este empresario, nacido en Girona en 1968, está acusado de ofrecer sistemas automatizados de inversión en criptomonedas a través de los llamados «'bots' de arbitraje», herramientas supuestamente infalibles para detectar el momento exacto de compraventa de criptomonedas.

Fuentes Jover y sus compinches -en el juicio se sientan seis colaboradores suyos- garantizaban unas ganancias de entre un 8% y un 15% mensual, con el único requisito de que no se podría retirar el dinero invertido en dos meses.

El inversor facilitaba un software en el ordenador personal -las licencias anuales costaban entre 500 y 3.000 euros, según la versión más o menos avanzada del producto- del cliente, que únicamente debía esperar para recibir sus ganancias. Pero según el juez encargado del caso, José Luis Calama, dicho algoritmo «nunca existió y, por tanto, únicamente se vendía humo». El dinero recaudado a los inversores se utilizaba para pagar a otros anteriores. En definitiva, una estafa piramidal.

En una de las promociones en Youtube de su producto, se animaba a los potenciales clientes con una animación que recreaba escenas de una vida de lujo, y el siguiente mensaje: «Sé inteligente y toma el camino más corto hacia el éxito, mejora tu estilo de vida. Gana más y más hasta que puedas ganarlo casi todo. Elige la mejor manera de ganar en grande, y ganar rápido».

Fuentes Jover se definió en alguna ocasión como un «pionero» de los negocios en internet. Pero la sospecha siempre ha rondado alrededor de sus negocios aunque en la mayoría de ocasiones ha salido más o menos bien parado.

Aunque en su Girona natal trabajó como comercial de una radio, hace casi 20 años que dedica sus esfuerzos a constituir distintos negocios relacionadas con la inversión y las finanzas. Ya en 2008 la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) lanzó una alerta pública sobre su persona, vinculada a un chiringuito financiero, llamado Finanzas Forex. Esta empresa prometía elevadas rentabilidades a los clientes mediante inversiones en mercados de divisas. En 2011 le imputan por este caso, que en realidad era una estafa piramidal -así lo dictaminó la Audiencia Nacional en marzo de 2017-. Pero sólo se pudo demostrar que Fuentes Jover actuaba como responsable de marketing de la compañía, pero no su impulsor. Así que salió absuelto por falta de pruebas.

Mientras se dirimía su culpabilidad estuvo envuelto en otro asunto judicial, relativo a Getesay. Se trataba de un negocio que ofrecía la adquisición de geolocalizadores mediante una empresa intermediaria, a la cual pagaban una cantidad de dinero. Pero el producto no existía, ni las personas o empresas que usarían el producto y pagarían por su servicio, tampoco. De nuevo, una estafa piramidal. Y, otra vez, no se pudo demostrar que estuviera al tanto de las irregularidades. Él se limitaba a promocionar el fraude y captar inversores.

En 2019 Fuentes Jover se traslada a vivir a las Islas Canarias -en Arona, Tenerife- y allí constituye Arbistar, que enseguida se hizo un nombre mediante sus agresivas campañas de publicidad y la multitud de congresos y reuniones organizadas en hoteles de lujo para vender el negocio. Además, patrocinaba a no pocos equipos deportivos de base del deporte insular.

De nuevo no tardó en destaparse el fraude, y el caso llegó en 2021 a la mesa de la Audiencia Nacional después de que un juzgado de Santa Cruz de Tenerife se inhibiera. El camino más corto hacia el éxito, ese que señalaba en sus vídeos promocionales, puede llevarle a él, esta vez sí, a la puerta de la cárcel.