Estoy segura de que estas dos últimas semanas todos hemos recibido con una cierta alarma las diferentes informaciones recogidas en la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, más conocida como COP 25, de Madrid. Y ello porque aunque vivamos una realidad inequívoca como ... es el calentamiento del planeta, algunos mensajes se están tiñendo de un exceso de tinte catastrofista.

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Si enunciamos correctamente el problema, debemos decir que el calentamiento global es consecuencia de un desarrollo económico y demográfico posibilitado por el uso masivo de los combustibles fósiles. Las grandes cifras indican que la población mundial se ha multiplicado por dos y el PIB por siete desde 1950, y ello ha provocado un aumento del consumo energético que se ha multiplicado por cinco desde esa fecha. La consecuencia directa ha sido un aumento de la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) y el calentamiento del planeta por encima de los ciclos climáticos naturales.

Las previsiones demográficas globales que se manejan suponen un aumento de la población hasta 9.144 millones de personas para el año 2040 y, además, con una concentración urbana que alcanzará niveles cercanos al 80% en los países más desarrollados. Además se producirá un aumento de la clase media, sobre todo en países No-OCDE con el correspondiente aumento del consumo energético.

Por tanto, la evolución futura de estas variables apuntan a que debemos desacoplar el crecimiento económico y demográfico de ese aumento de emisiones de GEI en términos netos si queremos controlar el 'termostato' alterado por la mejora de nuestra calidad de vida

Creo que es bueno evitar dramatismos y enunciar el problema en estos términos. Desde la atalaya de la vieja Europa, que solo supone un7% de la población mundial, es fácil dar lecciones a todos aquellos que pretenden alcanzar nuestros estándares de calidad de vida y que necesitan de esas facilidades energéticas para su desarrollo. Pero ¿cómo evitar que las personas aspiren a esa calidad de vida mejor si nosotros no nos planteamos retroceder en esos estándares alcanzados? Desde luego que no se trata de eso, ni mucho menos.

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Vaya por delante que estoy a favor de cuidar el medio ambiente y creo que es absolutamente necesaria la búsqueda de distintas soluciones para un problema global, complejo y con variadas repercusiones socioeconómicas . Pero, dicho esto, creo que hay que aplicar racionalidad y actuar con mesura, sin estridencias y sobre todo sin grandilocuencia.

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