La pasada semana los líderes europeos se reunieron en Bruselas para negociar el volumen y las prioridades del próximo Marco Financiero Plurianual ( MFP) para el periodo 2021- 2027. El resultado ya lo conoce, no hubo acuerdo entre los 27 líderes europeos y además las posiciones ... están muy alejadas. Asistimos a una negociación en la que se pusieron de manifiesto las históricas diferencias entre los países miembros y se constató que el Reino Unido no era el único país que bloqueaba los acuerdos.

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El MFP es un marco presupuestario donde se acuerda cuanto se va a gastar la Unión Europea en las distintas materias en función de las prioridades económicas establecidas por los socios europeos para los próximos siete años. Es decir, en el mismo se establecen unos límites sobre los que luego año a año se negocian los presupuestos. En estos momentos se discute tanto el porcentaje de la renta nacional bruta (RNB) que cada país destinará a los presupuestos comunitarios como la distribución por grandes partidas.

Como ve un tema vital y con muchas perspectivas, casi tantas como veintisiete. Pero este año es aún más complejo porque el Brexit ha provocado que desaparezcan entre 60.000 y 75.000 millones para todo el periodo y esto ha desatado un enfrentamiento entre los países que abogan por la austeridad frente a los amigos del gasto.

El bloque de países también llamados « frugales» defiende un presupuesto muy inferior al planteado inicialmente por el Presidente del Consejo Europeo del 1,074%sobre la RNB y son básicamente los ricos, Países Bajos, Dinamarca, Suecia y Austria. Estos proponen recortar para ello las medidas tradicionales , fondos de cohesión y Política Agraria Común y así redirigir los esfuerzos de gasto a temas como la transición ecológica, la digitalización ,la seguridad o la defensa. Lo que subyace en este grupo de países no solo es que no están dispuestos a que haya « más Europa» sino que quieren planteamientos diferentes a los que han movido a los socios comunitarios durante los últimos años.

En el otro lado se encuentran los Amigos de la Cohesion entre los que está España que es un grupo más dependiente de la solidaridad de Europa para su desarrollo como son los sureños Portugal, Italia, Grecia, y países del Este como Polonia, Hungría o República Checa a quienes preocupan fundamentalmente los recortes en fondos estructurales y la PAC.

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El monto presupuestario es el punto de partida y la falta de acuerdo significa mucho y augura poco bueno. Es obvio que no hay voluntad de que existan más fondos disponibles que en el pasado. Aún y todo la solución no es la política continuista. Es razonable pensar que los objetivos estratégicos de Europa deben cambiar en un mundo con nuevas necesidades.Parece un poco desproporcionado un presupuesto como el actual en el que las ayudas agrícolas suponen un 37 % del mismo considerando su escasa relevancia económica de un 1% del PIB y el número de personas implicadas directamente en su desempeño. Admito la dificultad de realizar ajustes. En concreto en el caso español, con un campo incendiado y una clara preocupación sobre el futuro de la España vaciada resulta crucial la negociación de los fondos agrícolas. Pero hay que reconocer que en la Europa del siglo XXI sería bueno pensar en términos de industria 4.0, nuevas fuentes de energía e inteligencia artificial entre otros puntos.

La cumbre ha sido larga y con escasos resultados.Sin duda, no es la imagen que requiere esta nueva Europa tras la salida del Reino Unido.Es necesario que los líderes de la UE consigan salir del bloqueo y además deben hacerlo con una cierta celeridad. En estos momentos los presupuestos son algo más que números, suponen la definición de lo que Europa quiere ser en los próximos años.

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