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iratxe bernal
Martes, 15 de marzo 2022
Con la cotización internacional del petróleo y de sus derivados en niveles históricos, el único respiro posible para los consumidores (y las gasolineras) está en la reducción de la carga fiscal que soportan los carburantes, sometidos en España a dos impuestos que suman aproximadamente la ... mitad del precio final.
El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, ha anunciado este miércoles que el Gobierno va a bajar el precio de las gasolinas, la luz y el gas. Será a partir de un decreto que tiene previsto aprobar el próximo 29 de marzo. Aunque no ha dado más detalles, el decreto podría regular la fiscalidad de los carburantes que en estos momentos representan el 47% del coste total del litro de gasolina, y el 42% del litro del gasóleo.
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José María Camarero
José María Camarero
Lo que pagamos al repostar depende de cuatro elementos, que varían su representación en el precio final porque algunos de sus componentes son fijos mientras que otros fluctúan con el mercado. Si seguimos la cadena logística, el primero de esos elementos sería el coste al por mayor. Este bloque es el más sometido a variaciones porque en él entra el precio de la materia prima, la cotización tan inestable estos días del crudo por un lado y de los productos refinados, por otro. En octubre, cuando el precio medio de la gasolina de 95 octanos estaba en los 1,474 euros el litro y el del diésel en los 1,344, el coste al por mayor representaba un 35% y un 39% de su precio final, respectivamente. En febrero, con la gasolina ya en 1,584 euros por litro y el diésel en los 1,471, este coste había elevado su peso en el desglose total y suponía un 38% del precio final en el caso de la gasolina y un 42% en el del diésel, según los cálculos realizados por la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP) a partir de los datos del Boletín Petrolero de la Unión Europea.
Después hay que tener en cuenta el margen bruto de distribución, que supone otro 15% del precio final. Esto incluye, además de los beneficios empresariales tanto de los operadores de productos petrolíferos como de los minoristas, todos los costes que ambos tienen por almacenamiento y transporte del carburante, además de los derivados del cumplimiento de obligaciones normativas como la aportación que los operadores deben hacer desde 2014 al Fondo Nacional de Eficiencia Energética (FNEE).
Finalmente, queda el apartado que más peso tiene en el precio final y el más polémico; los impuestos. En España, las estaciones de servicio pagan dos gravámenes, uno fijo (el Impuesto Especial sobre Hidrocarburos) y otro (el IVA) que varía por ser un porcentaje. Juntos, vienen a suponer la mitad de lo que pagamos; en octubre era justo el 50%, pero el alza de los precios lo dejó en febrero en el 47%.
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iratxe bernal | ana barandiaran
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El Impuesto Especial sobre Hidrocarburos fue expresamente creado para desincentivar el consumo y su importe es fijo; 472,69 euros por cada 1.000 litros para la gasolina y los 379 por cada 1.000 de gasoil. Después hay que sumar el IVA. Literalmente lo de después, porque el 21% se aplica tras haber sumado ya el Impuesto Especial a los otros costes. Es decir, parte de lo graba el Impuesto sobre el Valor Añadido es otro impuesto. Es la doble imposición de la que habla la Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicio (CEEES), que ayer pidió de nuevo al Gobierno que rebaje “de forma temporal y extraordinaria” los impuestos de los carburantes.
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