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Jorge Murcia
Martes, 15 de abril 2025, 00:16
La Guerra Civil española (1936-1939) desencadenó una escasez de todo tipo de productos en determinadas zonas. No sólo de alimentos: también del papel y moneda para comprarlos. En esa tesitura, el Gobierno vasco de José Antonio Aguirre decidió acuñar su propia peseta: monedas y billetes con sello propio que, por el devenir de la contienda, apenas estuvieron en circulación cuatro meses del año 1937.
Lo que «en los últimos tiempos» había detectado el Gobierno de 'Euzkadi' (así se denominaba en aquel periodo histórico) era una falta de «moneda fraccionaria» que producía «entorpecimientos en las transacciones comerciales», tal y como se explicaba en el decreto del Ejecutivo (publicado el 17 de marzo) que daba vía libre a la fabricación de pesetas propias. «Serán de curso forzoso en el territorio sobre el que ejerce su autoridad el Gobierno de Euzkadi y tendrá fuerza liberatoria en toda clase de pagos», añadía el texto.
A esa escasez había que añadir que ninguno de los dos bandos en liza aceptaba moneda del contrario, creando así una situación de 'una guerra, dos pesetas'. Para complicarlo todo un poco más, había en esos momentos dos Bancos de España: el de Burgos, controlado por el ejército nacional, y el de Madrid, al servicio del Gobierno republicano.
El plan del Ejecutivo vasco contemplaba la producción de pesetas por valor de 140 millones: 10 millones serían en monedas de níquel de 1 y 2 pesetas, y 130 millones en billetes de papel, en series de 5, 10, 25, 50, 100, 500 y 1.000 pesetas (aunque estos dos últimos nunca llegaron a ponerse en circulación).
Las monedas y billetes debían, por razones de seguridad, fabricarse en el extranjero. La Real Casa de Moneda de Bruselas y la Casa de Moneda francesa presentaron sus ofertas. Según la investigación de Domitilo Tristán Jover, doctor en Física y aficionado a la numismática, la oferta belga mejoraba el precio de la francesa en 145.000 francos franceses (1,77 millones frente a 1,91 millones). Además, se comprometían a entregarlas en un menor plazo de tiempo.
El 6 de enero de 1937, la fábrica de Bruselas comunicó que estaba dispuesta a proporcionar monedas por valor de 10 millones de pesetas, con un peso total de 40 toneladas. De ellas, 6 millones correspondían a la de 1 peseta (con peso neto de 24 toneladas), los otros 4 millones a las de 2 pesetas (que en total pesaban 16 toneladas).
El diseño de las monedas corrió a cargo del escultor y medallista belga Armand Bonnetain. En el anverso, dentro de un borde moldeado de perlas, estaba grabado el busto de una mujer con gorro frigio mirando hacia la derecha. Alrededor, la leyenda 'Gobierno de Euzkadi', y en la parte inferior del busto las iniciales del artista (AB). En el reverso, dentro de una gráfica similar a la del anverso, figuraba el valor de la pieza y el año de emisión sobre un guion. El conjunto estaba rodeado por una corona de laurel.
En cuanto a los billetes, había orden de emitir por valor de 130 millones de pesetas. Los conocidos como 'Eliodoros' (en alusión a Eliodoro de la Torre y Larrinaga, consejero de Hacienda del primer Gobierno vasco) contaba con el aval del Banco de España y cada serie de un determinado valor era emitido por alguno de los bancos o cajas de ahorros con sede en Bilbao.
En este caso fueron diseñados en Euskadi, por el cartelista bilbaíno Nicolás Martínez Ortiz de Zárate, que dibujó en el reverso -bajo las letras de 'Banco de España'- motivos y estampas tradicionales vascas para cada una de las series: un pastor vasco con su perro y rebaño de ovejas, la fachada de la Universidad de Oñate, los Altos Hornos, el puente levadizo de Deusto, sardineras trabajando…
En el anverso, en la parte central, figuraba el escudo de Euzkadi, acompañado con motivos propios del árbol de Gernika (hojas de roble y bellota). Y, sobreimpreso, el valor del billete, la fecha de expedición, y el banco encargado de hacerlo.
La peseta vasca tuvo una vida efímera: apenas circuló entre abril y el mes de julio, cuando la moneda de la guerra salió cruz y Bilbao cayó presa del bando nacional.
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