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José Pascual Benito invirtió en su día 200 euros en una de las múltiples páginas web que publicitan critpmonedas. Al poco tiempo, asustado por meterse en un mundo que no conocía, pidió darse de baja. Los responsables de la web accedieron a devolverle parte del dinero. Lo peor vino después, cuando José empezó a ser bombardeado todos los días con llamadas desde diferentes teléfonos y plataformas de inversión del Reino Unido.
«He tenido que bloquear decenas de números de teléfono y me siguen llegando correos y correos diciéndome que tengo cuentas con miles de euros en bitcoins esperando a hacerme las transferencias correspondientes», admite este vecino de Illescas (Toledo). «Mando los correos a la papelera, pero no sé cómo impedir que me lleguen estos emails. Y reconozco que la tentación de probar algunas vez con las transferencias, aunque sea con una cuenta nueva, es muy grande», reconoce.
Las criptomonedas -con el bitcoin a la cabeza- invaden todos los espacios publicitarios, así que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CMNV) ha decidido vigilar estrechamente los mensajes comerciales que proliferan tanto en carteles tradicionales como en las páginas web y redes sociales.
El de José es un ejemplo que la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) expone para alertar sobre los peligros de invertir en este tipo de activos sin contar con la preparación y conocimientos necesarios. En su revista, la agrupación de consumidores advierte de que cada vez hay más personas que, para lograr «su particular El Dorado», acceden a un «mundillo» que en realidad «es una selva de la que puede salir muy escaldado».
La OCU subraya que una cosa es invertir en criptodivisas y otra distinta es la plataforma a la que se confía su dinero. Con ambos aspectos «se debe tener especial cuidado». De todas formas su consejo es claro: «Cuanto más se aleje, mejor», sobre todo, si el modelo de inversor es «el de buen padre de familia». La asociación recuerda que las criptomonedas «no tienen valor ni hay entidad alguna detrás que las respalde». Se compran y se venden por el precio que aquellos que quieran comprarlas estén dispuestos a pagar «en función de la fe que en ellas pongan, de ahí su alta volatilidad».
Además, «se mueven en un mundo hermético para los profanos». Los expertos de la OCU recuerdan cómo José «ha perdido un 40% de su inversión inicial sin apenas darse cuenta». El gran peligro de estos sitios y plataformas es que son de muy fácil acceso. A través de ellos se pueden vender y comprar criptodivisas y, entre tanta oferta, «campan a sus anchas algunos chiringuitos financieros con ofertas fantasiosas de revalorizaciones».
La volatilidad es una de las principales características de estos activos. Por ejemplo, la criptomoneda más popular, el bitcoin, ha perdido la mitad de su valor desde que en noviembre marcó un máximo de casi 70.000 euros. El resto de divisas virtuales se ha comportado de desigual forma. Pero en los últimos tres meses han perdido en su conjunto un billón de dólares de su valor. De ellos, 600.000 millones correspondían al bitcoin.
«No pique el anzuelo de ninguna de las maneras por muchas ofertas que reciba. Lamentablemente le será casi imposible vetarlas, y será la propia entidad la que cuando 'se canse' dejará de bombardearle», sostiene la OCU. Por último, recuerda que aunque no se caiga en una estafa, a la hora de invertir en criptomonedas existe una diferencia que puede ser «abismal» entre hacerlo a través de uno u otro intermediario: hasta casi un 20% de lo invertido.
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