Miedo en la cúpula directiva de Euskaltel
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Miedo. Eso es exactamente lo que existe en estos momentos entre los principales directivos del grupo Euskaltel ante lo que se les viene encima, a título individual. El consejo de administración aprobó el pasado jueves el nombramiento de José Miguel García como nuevo consejero ... delegado y primer ejecutivo de la compañía, tras enseñar la puerta de salida a Francisco Arteche. Este apenas ha durado tres años en el cargo y tras consolidar la integración de la gallega R y de la asturiana Telecable, ha sucumbido ante el ímpetu del fondo británico Zegona.
Miedo, ¿por qué? Pues porque hay una liturgia habitual para estos casos. Cuando llega un consejero delegado nuevo a una compañía, lo normal es que remodele el equipo que va a estar a sus órdenes. Hay varios factores que suelen influir en esos cambios. El de elegir a quienes uno cree que son los mejores para la meta que persigue; el de situar a tu lado a quienes ya lo han estado en otras batallas anteriores y te han demostrado su eficacia; junto a la nada despreciable idea de hacer un poco de borrón y cuenta nueva. Por todo ello, los primeros niveles directivos de la compañía están que no duermen estos días. Incluso si consiguen retener el puesto, en estas circunstancias uno sabe que ha entrado en un «periodo de prueba»
A diferencia de Arteche, que procedía de un sector distinto -era directivo de Microsoft antes de aceptar la oferta de Euskaltel-, José Miguel García conoce perfectamente el mercado de las telecomunicaciones en España. Tiene el mapa y todos los ratios en su cabeza, porque dirigió Jazztel y ha colaborado en otras operaciones con Orange. Por ello, también conoce bastante bien la base de datos de profesionales del sector y quiénes pueden estar dispuestos a embarcarse con él en la aventura de proporcionar satisfacciones -tradúzcase por revalorización de la inversión- a Zegona y al resto de accionistas.
Las palabras de la consejera de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia, en las que ha asegurado que Zegona no va a «entrar a cuchillo» apenas sirven como paliativo. Tapia, que ahora actúa como avalista de Zegona en su asalto a Euskaltel, también hizo lo propio con la llegada de Siemens a Gamesa. Trata de contener a duras penas una marea de críticas políticas sobre la gestión que el PNV ha hecho en Euskaltel. Pero la marea, también naranja en este caso, apenas si ha comenzado. La historia es como es y en el mundo mercantil se revela terca. A estas alturas, del antiguo equipo directivo de Gamesa, al menos en su primera línea, ya no queda ninguno en la empresa.
Cabe pensar, además, que las nuevas incorporaciones que José Miguel García pueda hacer a la cúpula directiva de la empresa las tendrá estudiadas e incluso medio sondeadas. Al menos, ha tenido tiempo más que de sobra para ello. Su nombre como candidato a hacerse con el bastón de mando de la operadora vasca ya fue anunciado públicamente por Zegona el pasado mes de diciembre, cuando ni siquiera había arrancado su operación de asalto ni había comprado más acciones de las que ya tenía. Ahora, con el 21% en sus manos -entonces tenía el 15%- ha conseguido convencerse a Kutxabank y a otros accionistas de que García es su hombre para sacar a Euskaltel del letargo.
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